25 junio, 2007

Semillas del Odio


Continuando con la reproducción dentro de Los Blogs de Spectator de los trabajos pioneros publicados en Internet por la Alianza Estudiantil Prometeo, en esta ocasión Spectator reproduce el tercero de dichos trabajos, titulado "La Ultraderecha Mexicana: Semillas del Odio". De nueva cuenta, dado que el conjunto total de los archivos originales de los cuales hemos tomado ahora la segunda parte están colocados en Internet en forma de archivo comprimido ZIP, y dado que no todos los internautas tienen una computadora con un sistema operativo o con un programa para desempacar totalmente y en forma correcta cada uno de los archivos, la inclusión de esta obra magistral dentro de Los Blogs de Spectator deberá facilitar la accesibilidad y disponibilidad inmediata de la misma. Spectator ha tratado de respetar hasta donde le ha sido posible la intención original de sus creadores al grado de dejar intactos vínculos que ya no están disponibles y que a Spectator le hubiera sido extremadamente fácil reemplazarlos por vínculos actualizados. Se les recuerda a los lectores que siempre pueden consultar el documento original recurriendo a la lectura del archivo que los contiene a todos, el archivo Ultraderecha.zip. En lo demás, esta reproducción presentada aquí por Spectator es esencialmente una reproducción completa.





La Ultraderecha Mexicana

Semillas del Odio

(2005)


LOS SACERDOTES DE LA ULTRADERECHA MEXICANA


En los ensayos Web "La Ultraderecha Mexicana: Complot Contra México" y "La Ultraderecha Mexicana: El Legado de Hitler", se ha mencionado ya que los militantes fanáticos de las organizaciones secretas de la ultraderecha mexicana, coordinadas y controladas por una jerarquía superior de cuya existencia la gran mayoría de los militantes de base permanecen ignorantes, estos militantes se proclaman devotos católicos y fervientes defensores de la auténtica fé cristiana -muy a su peculiar manera- dando apariencia de ardiente religiosidad, a la vez que imbuídos con una propaganda plagada de mentiras y falsedades albergan un odio acérrimo en contra de los judíos, en contra de aquellos que tengan simpatía alguna hacia ideas de corte socialista o izquierdista, y en general en contra de aquellos que no estén completamente de acuerdo con su extraña ideología. Y el odio no es ficticio, es un odio mortal que en repetidas ocasiones los ha conducido al crimen. En los hechos, cualquiera diría que estos individuos carecen por completo de religión alguna al igual que los ateos izquierdistas a los que tanto atacan y critican. Pero si realmente se consideran a sí mismos como fieles devotos del cristianismo, entonces la pregunta obligada es ¿quiénes son sus mentores religiosos que les aprueban su fanatismo anti-judío y que de hecho con tal anuencia los impulsan al crimen en contra del prójimo?

Esta interrogante nos lleva necesariamente a seguirles el rastro a los pseudo-religiosos que amparados en la sotana contribuyeron en gran medida a hacerles creer a los militantes fanáticos de la ultraderecha mexicana que lo que hacían era noble y bueno, cuando en realidad era una verdadera aberración atentando en contra de todas las enseñanzas de Jesucristo. Al darles la bendición religiosa a las actividades de odio y locura en que han estado sumergidos los militantes de la ultraderecha, estos hombres que en algún momento equivocaron el camino pero a los cuales les faltó el valor, la dignidad y la vergüenza para reconocer su transformación, en vez de abandonar por completo la religión cristiana tras su extraña metamorfosis decidieron apuntalar sus semillas de odio en contra del prójimo amparándose en una religión cuya máxima más importante en el Decálogo de Moisés es el amor al prójimo. Estos hombres tienen nombre y rostro. Veremos a continuación de quiénes se trata.

El primero que debe ser mencionado es sin lugar a dudas el Sacerdote Jesuita argentino Julio Meinvielle (1905-1973):





Se trata ni más ni menos que del mismo Sacerdote Jesuíta que contribuyó con asesoría "espiritual" y de otra índole a Carlos Cuesta Gallardo a fundar dentro de la Universidad Autónoma de Guadalajara el grupo ultrasecreto de ultraderecha conocido como "Los Tecos", siendo parte del plan del Tercer Reich para extender el Nazismo alemán hacia el continente americano, y presumiblemente para permitirle a Adolfo Hitler apoderarse del mundo implantando "el imperio que duraría mil años". Este sacerdote amoral y envilecido, con el apoyo "espiritual" que dió desde un principio a los primeros "Tecos" así como con la fuerza de sus numerosos artículos, ensayos y libros incitando a la violencia y al odio, puede ser considerado como el principal culpable en haberles dado "carta abierta" desde el punto de vista espiritual a las sociedades secretas de la ultraderecha mexicana que se están constituyendo en una grave amenaza para la seguridad nacional no sólo de México sino del resto del continente americano.

Para justificar sus ataques en contra del pueblo judío, Julio Meinvielle se apoyó exactamente en las mismas mentiras y falsedades que ya habían sido expuestas años atrás como el fraude que realmente eran, empezando por los famosos "Protocolos de los Sabios de Sión". Aparentemente, a Julio Meinvielle no le importó echar mano de mentiras y falsedades en contra del prójimo, pese a que su condición de sacerdote católico le prohibía terminantemente levantar falso testimonio en contra de su prójimo y le prohibía fomentar cualquier tipo de odio en contra del ser humano. Para poder comprender la mente de Julio Meinvielle, se vuelve necesario examinar aunque sea una parte de sus numerosos escritos y diatribas, lo cual haremos a continuación con el extracto de un capítulo tomado de un libro suyo (el cual a la usanza de la ultraderecha está plagado de mentiras, falsedades, y aserciones de carácter histórico dudoso que no pueden ser comprobadas por nadie más que por el mismo Julio Meinvielle, quien ya está muerto):

Hacia alrededor del año treinta, la configuración del mundo con respecto a los tres pueblos fundamentales, era la siguiente: los pueblos paganos se habían concentrado en torno de la Alemania de Hitler, el pueblo judío, que dominaba el área civilizada de la tierra, se había concentrado en los Estados Unidos y los pueblos cristianos habían desaparecido como poder político de la escena mundial. La guerra europea del 14-18, al derrotar a la Alemania del Kaiser, había radiado también del mapa de Europa a los Ausburgos, últimos restos del imperio romano-germánico. El Austria de Dolfuss y el Portugal de Oliveira Salazar apenas pueden considerarse un intento de embrión de un nuevo Estado cristiano. Mejores esperanzas prometía la Cruzada anticomunista de la España del 36, donde requetés y falangistas, oponiéndose con la bravura de leones al avance judeo-comunista, detuvieron por entonces ese peligro en la Europa occidental. Pero allí, el pueblo judío aprendió tan solo una lección: la raza hispánica es imbatible de frente, pero solo de frente. Puede ser traicionada si se acierta en proporcionarle un tratamiento debidamente disificado de 'cristianismo y mundo moderno', con el que, bajo la apariencia de apostolado, se le inoculen los virus de la anti-religión y de la anti-patria. Tal iba a ser la misión en la España franquista del 'Opus Dei'. La heroica España del 36 ha sido totalmente emputecida y envilecida y, hoy en la década del 70, ha quedado totalmente ganada para el mundo judío. Al menos por ahora y, al parecer, en cierto modo de manera definitiva, los pueblos cristianos, como poder de fuerza política, han sido erradicados de la tierra. Todo ello coincide con el eclipse de la Cristiandad. Decía antes, al hablar del Anticristo, que la manifestación de este personaje misterioso está detenida mientras haya en la tierra un poder que se le oponga; y que este poder es el Imperio Romano, que el temporal se había trocado en espiritual. Ahora bien, si la Cristiandad ha desaparecido de la tierra, y todo parece así indicarlo, quiere ello decir, que entramos en el reinado del Anticristo y en su preparación próxima, en la cual no tendrán actuación relevante sino los pueblos paganos y el pueblo judío. Tal la significación del momento histórico de la década del 30 y del 40 del presente siglo.

En estas dos décadas, se cumplen hechos de significación universal. El Cristianismo queda eliminado como poder político. Y se cumple la gran batalla entre las potencias paganas y el pueblo judío. Como resultado de la misma las potencias paganas son completamente derrotadas y el triunfo judío se establece victorioso sobre el haz de la tierra. Los judíos aprovechan este triunfo para instalarse en Tierra Santa, de la que habían sido desalojados por los ejércitos romanos de Tito y Vespasiano, en el año 70 de nuestra era, y allí forjan el 'Estado Judío', de acuerdo a lo proyectado por Teodoro Herzl en el Congreso de Basilea y en consonancia con viejos sueños milenarios. El Sionismo o el Estado judío debe ser vinculados con los PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION, en que los judíos, en el mismo Congreso de Basilea, elaboran los programas de dominación mundial, que ha de coincidir con el reinado del Anticristo.

Mientras los judíos levantan el Estado Judío de Israel con Jerusalén como ciudad madre, no descuidan los programas de la diáspora y, tan no los descuidan, que les prestan especial atención. Es muy posible, y casi seguro, que por encima del Sionismo que se concentra en Israel, y de la diáspora, cuyo centro lo mismo puede ser Nueva York que Londres o Basilea, se halle un poder más alto, que dirija las maniobras encontradas de una y otra fuerza judía. Porque también es cierto, que entre los intereses del Sionismo y los de la diáspora existe una tensión o rivalidad, que los lleva a enfrentamientos relativos. Relativos digo, porque si por encima de cada uno de ellos hay un poder judío más alto que dirige y complementa la acción de cada bando, es posible dirigir todas las acciones de cada una de las fracciones hacia una armonía que asegure en definitiva la dominación judía sobre todos los pueblos, teniendo a la Tierra Santa como capital del Universo. Es decir, que se obtenga una conjugación de las aspiraciones del Sionismo con las de los judíos de la diáspora. Los judíos infiltrados en todos los pueblos y dueños de la cultura, de la economía y de la política de todas las naciones han de trabajar en hacer más férrea su dominación por una parte y, por otra, en aprovecharse de las riquezas que estos pueblos producen, para el acrecentamiento del Estado de Israel. Por ello, los judíos, al entregar su esfuerzo al Estado de Israel, no han abandonado sus lazos e intereses con los pueblos de la diáspora, sino que los han acrecentado. Esto nos lleva a decir una palabra sobre la 'Sinarquía', que es el movimiento de proyección universal, manejado por los judíos, que ejerce una especie de liderazgo sobre los negocios económicos y políticos de los pueblos.

Sinarquía de la palabra griega 'sym', con, y, 'arqué', principio, iniciación, significa cogobierno o gobierno equilibrado porque en él se realiza un cierto equilibrio de los poderes y tendencias del mundo. Es el programa para el gobierno mundial ideado por el famoso ocultista Saint Ives d`Alveydre a fin del siglo pasado, y descubierto por la policia francesa en los archivos de las altas logias en casa de renombrados masones como p.ej., de Gastón Martín, autor de una Histoire de la Franc-Maçonnerie Francaise. Este programa consta de 13 proposiciones y 598 artículos y ha sido publicado por Lectures Françaises en un número especial de Febrero de 1962 con el título Les Technocrates et la Synarchie. El gobierno inaugurado por el General de Gaulle se ha ajustado a dicho programa, que, por otra parte, es el mismo que el de la Banca Rotschild. La conducción del programa sinárquico es llevado a efectos por los 'Bilderbergers', llamados así por una reunión secreta realizada en esa ciudad de Holanda en 1954 y presidida por su Alteza, el principe Bernardo de Holanda. Entre los Bilderbergers figuran personajes de representatividad mundial de la talla de Henry Kissinger, el asesor de Nixon para la política exterior. Y como él, otros cien personajes de la más alta influencia. El programa de la Sinarquía envuelve a todos los problemas de la humanidad, tanto del plano biológico como económico, político, cultural y religioso. En una de las últimas reuniones que tuvo lugar en Woodstock, Vermont, EEUU, los días 22 al 25 de abril de 1971, estuvieron presentes, entre otros, representantes de los gobiernos de holanda, Canadá, Alemania Federal y Suecia; personajes influyentes de los gobiernos de Bélgica, Noruega, Suiza, Inglaterra, y Estados Unidos; hombres de prensa y radio de Dinamarca, Francia e Italia; y finalmente, el Sionismo, la alta banca y la industria internacional acudieron en verdadero pleno y como un solo hombre. El Cruzado Español de Barcelona fue la única publicación que dio cuenta de la reunión en sus números 356-9 y 369-1. En el número 356-9, en el que el Cruzado Español daba cuenta de la reunión, dice que ha tomado la noticia del Newsletter Washington Observer , y que el informante del 'W.O.' declara que todos los invitados - incluyendo particularmente a Kissinger y a Trudeau - mostraron una gran deferencia hacia dos judíos que asistieron anónimamente. Los nombres de estos dos judíos no se hallam incluidos en la lista secreta de invitados que acabamos de dar y 'W.O.' no conoce su identidad. Y el mismo número del Cruzado Español añade la siguiente observación: 'Se estima que el grupo Bilderberger está situado sólo a dos estadios de distancia de la cima del Gobierno secreto que rige el mundo. Por encima de los Bilderbergers hay sólo dos niveles de la Internacional Sionista'. "

Lo que se acaba de mostrar es un extracto tomado del libro "Los Tres Pueblos Bíblicos en su Lucha por la Dominación del Mundo", escrito originalmente en 1937 por Julio Meinvielle, aunque el capítulo mencionado en este extracto, titulado "La Sinarquia-El Gobierno Mundial-Los Judíos" fue escrito en 1973, tres meses antes de su muerte. El Sacerdote Jesuita Julio Meinvielle tiene muchos otros libros, todos con la misma orientación de tratar de revisar y explicar todos los acontecimientos históricos sociales y religiosos a la luz de "Los Protocolos de los Sabios de Sión", y entre dichos libros podemos citar "Entre la Iglesia y el Reich" (Editorial ADSUM, Buenos Aires, Argentina, 1937), "De la Cábala al Progresismo" (Editorial Calchaquí, Salta, 1970) y "El Judío" (Asociación de los Jóvenes de la Acción Católica, Buenos Aires, 1937.) Obsérvese, por las fechas que en éste párrafo han sido dadas, que la elaboración de la propaganda de ultraderecha de Julio Meinvielle S.J. alcanzó un clímax precisamente en 1937, dos años antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, cuando Hitler aún tenía tiempo de entrenar a quienes serían sus más fieles colaboradores en el continente americano.

Habiendo penetrado ya en la mente de Julio Meinvielle, y habiéndonos dado cuenta ya de la ideología ultraderechista con la cual comulgó toda su vida, podemos dar unos datos adicionales sobre él. Además de darles a "Los Tecos" de la Universidad Autónoma de Guadalajara las muletas espirituales que estos pedían a gritos para poder reclutar dentro de su filas a muchos jóvenes de convicción católica, en su propio país también se convirtió en el líder espiritual del Movimiento Nacionalista Tacuara (léase "Nazi-onalista"), un grupo anti-Semítico extraordinariamente violento formado por jóvenes argentinos de clase media alta con una organización basada en la falange española, muy activo en la década de los sesentas, y responsable de una larga cadena de barbaridades que eventualmente desencadenarían con "la guerra sucia" en Argentina al amparo de los militares genocidas que supervisaron tales atrocidades.

En lo que respecta a su nociva influencia en México, aunque la prolífica obra del Sacerdote Jesuita Julio Meinvielle tuvo su auge en 1937, justo en la época en la que "Los Tecos" echaban raíces como la punta de lanza de las sociedades secretas de la ultraderecha mexicana, y a los cuales nunca dudó en darles todo su apoyo y su "guía" espiritual, todavía hasta 1972 (un año antes de su muerte por causas naturales) aún estaba en contacto con ellos atendiendo la conferencia de CAL en la Ciudad de México como el vocero principal en dicha conferencia.

Habiendo visto ya la extraña manera de pensar de Julio Meinvielle S.J. (extraña al menos para un sujeto que dice haber dedicado toda su vida para pregonar las doctrinas de amor de Jesucristo), con su cabeza llena de "Los Protocolos de los Sabios de Sión" y sus paranoicas pesadillas sobre la existencia de una grandiosa conspiración judía-masónica-comunista, vale la pena repasar algunos datos biográficos de su vida, tomados tal y como aparecieron en una página Web de España, perteneciente al portal Internet "Proyecto Filosofía en español":

Presbítero católico argentino y activo ideólogo antisemita, que en los años de la guerra civil española mantuvo polémica con Jacques Maritain, defendiendo la tesis de la guerra civil española como Guerra Santa (ver Qué saldrá de la España que sangra, publicado en 1937 por los Jóvenes de la Acción Católica argentina). Estudiante de Filosofía en el Seminario Pontificio de Buenos Aires, entre sus compañeros de generación deben citarse Octavio Nicolás Derisi y Juan Sepich. En 1934 intervino en la organización de la Acción Católica argentina, y en 1937 fundó la Unión de Scouts Católicos Argentinos (USCA). Fue uno de los fundadores, el 9 de noviembre de 1948, de la Sociedad Tomista Argentina, cuya primera junta directiva la formaban el jurista Tomás Casares como presidente, el entonces canónigo Octavio Nicolás Derisi y el filósofo Nimio de Anquín como vicepresidentes, y el presbítero Julio Meinvielle como secretario. Graciela Ben-Dror, autora de 'La Iglesia Católica en Argentina y el pueblo judío durante el Holocausto, 1933-1945" (tesis doctoral en filosofía, en hebreo, defendida en 1993 en la Universidad Hebrea de Jerusalén), ha estudiado la influencia que la propaganda antisemita de este prolífico escritor que fue el presbítero católico Julio Meinvielle ha tenido en la Argentina y en otras repúblicas americanas, no sólo en los años del Holocausto, sino más adelante. En los años sesenta Julio Meinvielle fue el adalid espiritual e ideológico del violento y activo grupo antisemita Tacuara, integrado por jóvenes de la oligarquía argentina. Uno de los discípulos de Meinvielle fue Jordán Bruno Genta, autor de Guerra Contrarrevolucionaria: doctrina Politica (Buenos Aires 1965). También ha sido importante la influencia de Meinvielle en el ideólogo nacionalista católico argentino Alberto Buela Lamas (su primer libro, El ente y los trascendentales, 1972, fue apadrinado por un prólogo de Julio Meinvielle), y en su hermano, el presbítero Carlos Miguel Buela Lamas, fundador en 1984 del Instituto del Verbo Encarnado (autor de un opúsculo in memoriam de Meinvielle). Para sus trabajos recibió Meinvielle apoyo de la Fundación Pérez Companc. Colaboró en la revista Mikael (editada en Paraná, Provincia de Entre Ríos) y en Gladius.

En la misma biografía de Julio Meinvielle S.J., aparecen las siguientes citas acerca de él que demuestran la perniciosa influencia que tuvo en preparar a una generación de argentinos para la "guerra sucia" que se llevaría a cabo durante la dictadura militar argentina, haciéndolos creer que estaban luchando en contra de "la gran conspiración judía":

En febrero de 1979 el Ministerio de Educación y Cultura (de Argentina) instrumenta un decreto por el cual se establece la obligación de estudios confesionales católicos en la asignatura de Instrucción Moral y Cívica que afectó la libertad de cultos y el laicismo en la enseñanza. En la bibliografía recomendada se encontraban autores notoriamente antisemitas como el Rvdo. Julio Meinvielle y el profesor Bruno Genta." (La dimensión judía de la represión durante el gobierno militar (1976-1983), Informe Co.So.Fam, Barcelona, marzo de 1999.)

La parábola que llevó a un ex policía torturador [el ex subcomisario Luis Patti] a convertirse en algo cada día más parecido a un árbitro electoral contiene enseñanzas amargas para la democracia argentina. Que lo haya hecho sin negar su prontuario sino reivindicándolo sugiere que hoy, igual que hace dos décadas, un sector significativo de la sociedad está dispuesto a mirar hacia otro lado sin importarle la violación de derechos y garantías fundamentales, a cambio de una ilusión de seguridad. Que la dirigencia política lo estimule y se lo permita confirma que sin los pusilánimes y los oportunistas el fascismo no hubiera sido ni sería posible. No es un dato menor el pronunciamiento en favor de Patti del hombre de negocios más poderoso del país, Gregorio Pérez Companc. Nadie podría reprocharle incoherencia. Hace medio siglo su compañía financiaba las actividades del cura Julio Meinvielle, el propagandista antidemocrático y antisemita más furibundo de la historia argentina." (Horacio Verbitsky en Página 12, 29 de agosto de 1999.)

Rastreando 'la conexión local', Muchnik se explaya largamente sobre la bienvenida que Perón otorgó a los nazis y croatas, colaboracionistas franceses y belgas. Todos insertados en las estructuras políticas y fundamentalmente en las fuerzas armadas. El libro también analiza exponentes argentinos del nacionalismo antisemita, desde Leopoldo Lugones y Hugo Wast (director de la Biblioteca Nacional desde 1931 a 1955) hasta Enrique Larreta, José María Rosa, Carlos Ibarguren, Jordán Bruno Genta, Julio Meinvielle, los periódicos Bandera argentina, Nuevo Orden y Pampero. También incorpora una larga lista de empresas argentinas con estrechos vínculos personales y comerciales con filiales alemanas de aquella época oscura como Loma Negra, de Alfredo Fortabat, o Garovaglio&Zorroaquín, de Guillermo Zorroaquín, entre muchos otros apellidos actualmente ilustres." (Nestor Kohan, "El nazismo y sus socios. Las alianzas más oscuras (comentario al libro de Daniel Muchnik, Negocios son negocios, Norma, Buenos Aires 1999)", Diario Clarín, Buenos Aires, domingo 27 de febrero de 2000.)

Como institución, la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas de la Argentina) surgió como una reacción al antisemitismo creciente de los años 30. 'Nació como una necesidad de enfrentar al nazismo que se cernía sobre la sociedad argentina, influenciado por el nazismo europeo. Recordemos que en 1933 asumió el gobierno nazi de Hitler en Alemania', reseña Jorge Kirsznbaum, vicepresidente de la DAIA. La institución fue fundada el 5 de octubre de 1935 por 28 organizaciones que representaban a la mayoría de las expresiones judías del país: grupos sefardíes, askenazíes, la AMIA, el templo de la calle Libertad, figuran entre los pioneros. Las entidades judías ligadas a la izquierda política se agruparon en el Comité Popular contra el Antisemitismo. Desde un comienzo, la DAIA tuvo una fuerte inserción social. Como muestra, vale recordar que el Comité contra el Racismo y el Antisemitismo creado por la DAIA en 1937 para alertar sobre el peligro nazi fue integrado por políticos de la talla de Lisandro de la Torre, Arturo Illia, Mario Bravo y Arturo Frondizi. Después de la Segunda Guerra, la DAIA jugó un papel importante en el ingreso al país de las víctimas del Holocausto. "Había una política muy restrictiva para los sobrevivientes, a tal punto que debían ingresar en forma ilegal desde Paraguay o Bolivia. Luego fueron beneficiados por una amnistía", agrega Carlos Szraibman, secretario general de la DAIA. Claudio Abruj, director ejecutivo de la entidad, recuerda como particularmente violenta a la década del 60. 'Fue entonces cuando se desarrolló la organización de ultraderecha Tacuara, cuyo ideólogo era el cura Julio Meinvielle. Tuvieron una actividad antisemita muy importante y muy peligrosa. Hubo agresiones físicas, destrucción de locales y homicidios. La DAIA tuvo que salir a enfrentar esa situación'. El vicepresidente Kirsznbaum recuerda los años de la última dictadura militar: 'Durante la represión, los militares tuvieron especial saña con las víctimas judías. Creemos que no hay antecedentes en el mundo occidental de posguerra de una política antisemita desde el Estado como la que refleja el libro Nunca más. El año pasado hicimos nuestro aporte a la causa que lleva el juez Baltasar Garzón'. En los 90, el peor atentado ocurrido tierra argentina tuvo a la DAIA por víctima. El 18 de julio de 1994, una bomba destruyó la sede de la AMIA, donde la DAIA tenía sus oficinas. Murieron 86 personas y gran parte de los archivos históricos de ambas instituciones se perdieron." ("La DAIA festeja sus 65 años. La entidad que representa a la Comunidad Judía fue fundada el 5 de octubre de 1935", Diario Clarín, Buenos Aires, sábado 28 de octubre de 2000.)

Otro Sacerdote Jesuíta que necesariamente debe ser mencionado, el cual también dió en su tiempo un enorme apoyo espiritual a la causa de "Los Tecos" de la Universidad Autónoma de Guadalajara, lo es el Doctor Joaquín Sáenz y Arriaga, autor del libro "La Nueva Iglesia Montiniana". Sus irrespetuosas referencias al Pontífice de la Iglesia Católica son sumamente claras en el siguiente portal Web en el cual queda claro que tanto los individuos que están afiliados a la causa de la extrema derecha como sus "consejeros espirituales" no conocen límites en su desprecio hacia la dignidad de otras personas, ni siquiera la del Santo Padre:





Con tales irreverencias, no debe causar asombro que Joaquín Sáenz y Arriaga haya sido excomulgado de la Iglesia Católica, aunque de cualquier modo haya continuado oficiando "servicios religiosos" para su excéntrico auditorio en los confines de los claustros en los cuales se desenvuelven las intrigas de la ultraderecha mexicana.

La cofradía de sacerdotes ultrafanáticos afines a la ideología de la ultraderecha no ha estado limitada a Latinoamérica. El fenómeno se ha extendido hasta los Estados Unidos y Canadá, en donde encontramos casos como el del Sacerdote Charles Edward Coughlin (1891-1979), muy conocido por su uso extensivo de la radio en las décadas de los años treinta y los años cuarenta para propagar sus "mensajes", y muy dado a inventar y atribuírle a los judíos cosas que jamás dijeron, además de estar republicando y estarle haciendo propaganda a libros tales como "The Rulers of Russia" (Los Amos de Rusia) del Sacerdote Denis Fahey (1883-1954), otro clérigo ultrafanático, predicando a sus feligreses en sus sermones sus advertencias y "revelaciones" acerca de esa "gran conspiración judía-masónica-comunista" basada originalmente en "Los Protocolos de los Sabios de Sión".

Esta canalla de pseudo-sacerdotes infectados con la fraudulenta cizaña de uno de los más grandes fraudes literarios del siglo XX terminaron traicionando el mensaje de amor del rabino Jesucristo, terminaron traicionando la verdadera misión apostólica de la Iglesia Católica, terminaron traicionando a su prójimo, y lo que es peor, terminaron traicionándose a sí mismos, y es muy posible que de haber estado en Auschwitz en los tiempos de Hitler, en vez de darle su bendición pastoral a las víctimas que marchaban hacia los hornos crematorios se la hubieran dado a los mismos hornos, evidenciando con ello el enorme poder destructivo que puede tener la ideología ultrafanática de la extrema derecha sobre la mente humana.


EL IDEOLOGO MAS SINIESTRO DE MÉXICO


Sin lugar a dudas, uno de los ideólogos más nocivos y nefastos para la nación mexicana, cuyas falsedades han contribuído a desquiciar la mente de millares de jóvenes y adultos creándole a México y a otros países de habla hispana una casta de fanáticos enloquecidos de odio en contra de sus semejantes, lo es uno de los fundadores de la Cadena García Valseca, el periodista Salvador Borrego Escalante (la foto que se muestra a continuación ha sido agregada por Spectator al documento original):





Ha hecho casi tanto daño a muchos jóvenes de México como en su tiempo lo hiciera el propagandista Julius Streicher, con la diferencia de que mientras que Julius Streicher terminó en la horca por incitar a miles de jóvenes alemanes al crimen y a la violencia, Salvador Borrego ha vivido en una posición económica sumamente holgada y cómoda sin que nadie jamás le haya tocado un solo pelo de su cabello. Su prolífica propaganda ideológica ha incitado al crimen a grupos tan dispares tales como juniors inadaptados de la alta sociedad que se conforman con sembrar el terror mediante actos vandálicos, hasta llegar a las sofisticadas organizaciones secretas de la ultraderecha mexicana que persiguen su propia agenda política a largo plazo.

No trataremos aquí sobre los múltiples reportes que se tienen de los graves problemas creados por Salvador Borrego en su propio entorno familiar a causa de una personalidad sumamente conflictiva, cuyos episodios depresivos así como sus bien guardados arrebatos de ira despótica han dado mucho de que hablar entre sus allegados más cercanos a él que están familiarizados con estas facetas obscuras de su personalidad. Su vida personal privada será respetada, eso no es lo que aquí nos interesa. Mucho más provechoso será explorar su mente a través de sus libros; ya que públicamente no puede negar lo que él mismo autorizó que fuera publicado bajo su nombre, llevando su sello de autorización. Haremos posteriormente dicha exploración a través de una de las ediciones de su libro "Derrota Mundial" con pasajes tomados al azar de dicho libro para ser sometidos a inspección y análisis.

Sus libros no dicen mucho acerca de él, como tampoco se publica su fotografía en ninguno de ellos, y tal vez su único mérito es que para escribir su enajenante literatura de propaganda no se ha escondido en un seudónimo como acostumbran a hacerlo en la mayor de las cobardías casi todos los fieles seguidores de su ideología. Aunque en sus voluminosos libros no aparecen mayores detalles sobre él, podemos obtener algo de información adicional sobre Salvador Borrego leyendo los siguientes extractos de un reportaje publicado en el periódico EXCELSIOR del domingo 4 de febrero del 2001, de una entrevista llevada a cabo por la reportera Guadalupe Appendini:

Salvador Borrego, notable periodista desde 1934, trabajó en EXCELSIOR de 1936 hasta 1965 -hermano de Enrique y Armando, también conocidos diaristas de esta casa-, habló sobre el periodismo de los años treinta.

Por un momento, Borrego se queda callado, como viendo al infinito y dice: 'Muchas cosas han cambiado profundamente. Mire usted: Los sectores oficiales de entonces veían con profunda hostilidad todo lo religioso. El levantamiento de los cristeros fue combatido inmediatamente con todas las armas: indentería caballería, aviación y propaganda. Ningún periódico podía dar cabida a los 'comunicados' o declaraciones de los jefes cristeros'.

'Hace setenta años la delincuencia era mucho menor; sin comparación a la de hoy, pero se le combatía con mucha dureza'.

-¿Eso era represión?

'Quizás, pero la generalidad del pueblo no lo veía así. Lo veía como una necesidad para el bien común'.

'Si el Che, nacido en Argentina, prácticamente nacionalizado cubano, coautor de miles de fusilamientos, hubiera venido a México para intentar lo que intentó en Bolivia, o sea cubanizarla ¿también se le aclamaría como héroe en la UNAM? Pudiera ser que sí, porque la conciencia nacional se ha extraviado en laberintos políticos'.

Salvador Borrego, desde hace 32 años, escribe en la 'Hoja de combate', que fundara el licenciado Salvador Abascal -padre de Carlos Abascal, secretario de Trabajo- que aparece cada dos meses y tiene una gran circulación, y aceptación, lo que para él es un oasis, ya que está metido entre libros, papeles, manuscritos... preparando sus libros.

Por muchos años fue asesor de varios periódicos de la Cadena García Valseca, donde también laboraba al mismo tiempo que en EXCELSIOR, con permiso del entonces director don Rodrigo de Llano, fundó algunos diarios como el Sol de Guadalajara, de San Luis Potosí, Durango, Aguascalientes...

Tenemos también otro artículo aparecido cuatro días después, el jueves 8 de Febrero del 2001 en el mismo periódico EXCELSIOR, elaborado por Victor Manuel Muñoz Patraca, cuyo texto se reproduce a continuación:

Anticapitalista Concurrencial Diccionario Biográfico.

En 'El pensamiento de la reacción mexicana', que Gastón García Cantú antologó en los años 60 para empresas editoriales, faltó la presencia de Salvador Borrego. Este periodista, entrevistado el domingo 4 de febrero en la primera plana de EXCELSIOR por Guadalupe Appendini, ha tenido una importancia fundamental en los últimos 50 años. Su libro 'Derrota Mundial' tiene 42 ediciones a noviembre de 2000, aunque no hay colofón que aclare de cuántos ejemplares se conforma la edición, el número quizás supere a 'El laberinto de la soledad' de Octavio Paz. Pese a la significación de Borrego, no tiene ficha biográfica ni en la Enciclopedia de México ni en el Diccionario Biográfico de Humberto Mussacchio.

Este periodista tiene interés esencial para el pequeño artesano en desaparición, zapateros de León, pequeños propietarios agrícolas de las regiones sinarquistas, profesionistas sin mayores expectativas de las colonias Industrial y Lindavista. El norte de la ciudad, tan proclive a la derecha por la influencia del santuario guadalupano pero también el almazanismo de la colonia Del Valle y de la misma capital regiomontana, su fuerza se extiende a todo el país y a todos los niveles.

Como nos dice Appendini, Salvador Borrego escribe desde 1968 para el bimensual 'Hoja de combate', que fundara Salvador Abascal, padre de Carlos, el secretario del Trabajo en el gabinete foxista. Carlos Abascal, de rancia tradición sinarquista, es integrante de la Organización Nacional del Yunque, grupo derechista que según el número especial de la revista Proceso, 'Sin maquillaje', dedicado a Vicente Fox, tiene ramificaciones en las Falanges Tradicionalistas Mexicanas y en Vertebra, que aglutina a grupos varios como la Unión Nacional de Padres de Familia, Alianza Cívica, el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), Provida, la CROC de Toluca, las universidades La Salle y del Valle de México, Coparmex y Concamín.

Todos éstos son los potenciales lectores de Borrego y, por supuesto, el antiguo Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), donde se cultivó el anticomunismo en los años 60, al oponerse a la política de apoyo a la Revolución Cubana por parte de México.

Borrego es autor de 28 libros, nos dice la nota de EXCELSIOR, y un total de 177 ediciones. En algún lugar y público se deben leer estos materiales.

'Derrota Mundial' fue prologado por José Vasconcelos, quien muestra su simpatía por la derrota de la Alemania nazi pero su preocupación de que 'el monstruo anticristiano siga avanzando', refiriéndose al comunismo soviético.

Las tesis de Borrego son nutridas por un catolicismo tradicional y antiecuménico: es lo mismo antiprotestante que antisemita. Todo esto fue resuelto ya por la misma iglesia Católica en el papado de Paulo VI en la Encíclica Gaudens et Spes, donde se acepta la universalidad y hermandad de todas las fes. Su antisemitismo es grave pues, como lo señala Hanna Arendt, está en la base del totalitarismo.

En este aspecto su anticomunismo pudiera ser justificado si fuera una visión antitotalitaria. En realidad, debido a su intolerancia religiosa y principalmente a su antisemitismo, es el caldo de cultivo de residuos totalitarios y de la persistencia de lo que historiadores como Arno Mayer han llamado el antiguo régimen.

Esto no es sino la oposición a que existe un capitalismo llamado concurrencial que pese a sus desigualdades y debido a ellas genera una reproducción ampliada del capitalismo en el cual participa capital transnacional con grandes, medianas, pequeñas y microempresas. Mismas que se orientan a la participación de grandes sectores de empresarios y trabajadores diferenciados pero beneficiarios en su conjunto de la libre competencia en el mercado contemporáneo.

En un nivel más cercano a nuestro país y a nuestra realidad política, sus propuestas son profundamente antipriístas, como puede verse desde el prólogo de Vasconcelos hasta una de sus más recientes publicaciones '2001-2006. Lo que se puede esperar'. En este trabajo se aprecian algunas de las bases de la política foxista: el campo como base natural del país, los problemas educativos, hacer todo por consenso, optimizar el sector energético en la producción de gasolinas, etc.

Salvador Borrego es sin duda una personalidad destacada del pensamiento conservador en México, quien merece su lugar en los libros de referencia biográfica y el conocimiento crítico y sistemático de un pensamiento que se mantiene vigorosamente dinámico en la segunda mitad del siglo XX y que recorre toda la historia del México independiente. Ocupar casi 30% de estos 120 años merece una lectura crítica y atenta.

Empezaremos ahora por evaluar en forma crítica algunos pasajes de la obra de Salvador Borrego. Las discusiones serán llevadas a cabo sobre el libro "Derrota Mundial: Orígenes Ocultos de la II Guerra Mundial, Desarrollo de la Guerra, Consecuencias Actuales de la Guerra", en su Decimoséptima Edición Complementada, publicado el mes de diciembre de 1966, con poco más de 700 páginas. El libro en sí, en su primera edición, fué dado de alta con el Registro Número 18438, el 15 de mayo de 1954.

Lo primero que vamos a hacer es dar un vistazo a una parte de la extensa bibliografía en la que el mismo Salvador Borrego reconoce haberse basado para elaborar su libro "Derrota Mundial". Entre los muchos libros que cita están los siguientes:
  • ""Mi Lucha" (Mein Kampf), de Adolfo Hitler
  • "La Gran Conspiración Judía", de Traian Romanescu (Carlos Cuesta Gallardo)
  • "Traición a Occidente", de Traian Romanescu (Carlos Cuesta Gallardo)
  • "La Internacional", de Traian Romanescu (Carlos Cuesta Gallardo)
  • "El Judío Internacional", de Henry Ford
  • "El Judío en el Misterio de la Historia", Padre Julio Meinvielle, S.J.
  • "El Comunismo", Padre Julio Meinvielle, S.J.
  • "Diario", Paul Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del III Reich
  • "Sodomitas", Mauricio Carlavilla
  • "Guerra", Mauricio Carlavilla
  • "Pearl Harbor, Traición de Roosevelt", Mauricio Carlavilla
  • "Misiones Secretas", Otto Skorzeny
  • "El Soldado Ruso", Otto Skorzeny
  • "Así Hablaba Zaratustra", Federico Nietzsche
  • "Más allá del Bien y del Mal", Federico Nietzsche
  • "El Crepúsculo de los Idolos", Federico Nietzsche
  • "Gengis Khan", V. Ian
  • "Batu Khan", V. Ian
A estas alturas no debe quedar ninguna duda de que las muletas en las cuales se apoya el principal pseudo-historiador pseudo-intelectual de la ultraderecha mexicana son obras generadas por otros autores que comulgan con las mismas ideas de la ultraderecha, de las cuales Salvador Borrego ha tomado una buena cantidad de mentiras y falsedades para integrarlas en su propio libro dándolas a sus ingenuos y cándidos lectores como datos históricamente "verídicos" y comprobables. Resulta interesante la ausencia en dicha bibliografía de "Los Protocolos de los Sabios de Sión", posiblemente porque cuando salió a la luz del libro de Salvador Borrego los "Protocolos" estaban ya seriamente desacreditados y expuestos como el fraude literario que siempre fueron (además de que no había forma de atribuírles algún nombre de autor). Sin embargo, dentro de su libro, Salvador Borrego no se aguanta las ganas de hacer mención indirectamente a "Los Protocolos de los Sabios de Sión" citando para ello al industrial norteamericano Henry Ford en la página 707 de su libro:

A la luz de estos hechos la situación es clara: mientras Occidente no se libre de la influencia hebrea -que a través de diversos conductos como el de la masonería, le desvía sus pasos y le alienta su cómoda disipación ante el peligro-, no desenvolverá su pasión nacionalista y sus impulsos místicos, que son los veneros de donde puede extraer las fuerzas espirituales para su defensa.

Esa influencia del movimiento político judío es portentosa y temible. Ha hecho alianza con las tinieblas y cundiendo siempre por secretos cauces erige a su alrededor barreras de silencio, mas tiene un talón de Aquiles: teme tanto a la luz del Sol como el diabólico Drácula. Las fuerzas no judías son incomparablemente más poderosas, sólo que aún no tienen conciencia de su Destino común ni del peligro que las acecha. En cuanto los pueblos identifiquen a su enemigo y lo saquen de las tinieblas para verle la cara, se deshará como ceniza al contacto del viento y se disipará como telaraña bajo los rayos del sol.

Pero mientras eso no ocurra, la mortal incógnita seguirá planteada en el cielo del Porvenir. Henry Ford la leyó a su modo, en 1920, y la describió así:

'El futuro autócrata será un rey judío sentado en el trono de David; en este detalle coinciden las profecías antiguas y los programas de hegemonía mundial israelita ... A veces se pregunta por la veracidad de los Protocolos de Sión. Cada frase de la historia moderna los confirma'.

Y tres años más tarde, en 1923, Hitler escribió:

'Es evidente que el mundo de hoy va camino de una gran revolución. Y todo se reduce al interrogante de si de ella resultará en bien de la humanidad o en provecho del judío errante'.

Tenemos pues a "Los Protocolos de los Sabios de Sión" claramente injertados dentro del voluminoso libro de Salvador Borrego, aunque de manera indirecta. No podían faltar en su obra. Obsérvese que en el texto se está haciendo una tergiversación burda de lo que dicen las Sagradas Escrituras, ya que se está afirmando que "el futuro autócrata será un rey judío sentado en el trono de David, en este detalle coinciden las profecías antiguas". Ciertamente, la Biblia menciona la llegada del Mesías (para los creyentes en las doctrinas de Jesucristo, el Mesías en su segunda venida es el mismo Jesucristo nacido de judíos que volverá a la Tierra para derrotar definitivamente a las fuerzas del mal estableciendo la Gloria del Altísimo en un reinado que perdurará por los siglos de los siglos). Aunque Salvador Borrego se ha proclamado siempre como uno de los más fervorosos católicos que hay sobre la faz del planeta, resulta difícil ver cómo toleraría el regreso del "rey judío" Jesucristo "sentado en el trono de David" reinando sobre la tierra. Esto es parte de la personalidad esquizofrénica que caracteriza a la ultraderecha. Argumentos que se contradicen bruscamente entre sí entre su propia ideología y su propia religión para ellos no es motivo de conflicto alguno, simplemente ignoran el conflicto y pasan a otro tema sin darle mayor importancia. En el extracto que acabamos de leer del libro "Derrota Mundial", vemos todos los elementos de "la gran conspiración judía-masónica-comunista" cuya existencia juran y perjuran por todos los medios posibles los fanáticos que se han convencido a sí mismos con la ayuda de libros como "Derrota Mundial" acerca de la existencia de tan fabulosa conspiración. En la misma página en donde aparece el texto que acabamos de leer, podemos ver un pie de texto cuya afirmación raya en lo fantástico:

Hay indicios de un parcial desacuerdo entre los líderes políticos judíos de Oriente y los de Occidente. Al parecer los primeros quieren que perdure el mando secreto que ha dirigido a la Diáspora, y muchos de los segundos se inclinan por un gobierno público mundial sionista, con un rey judío a la cabeza.

Las preguntas inmediatas que un lector inquisitivo se hará sobre tal afirmación surgen de inmediato: ¿En dónde están esos "indicios" sobre un "parcial desacuerdo entre los líderes políticos judíos de Oriente y los de Occidente" para la instalación de un "gobierno mundial sionista"? ¿Cuáles son esos "indicios"? ¿Por qué Salvador Borrego no los menciona claramente en su libro? ¿En dónde están las pruebas y los documentos históricos en los que se sustenta tan novelesca afirmación? Y es aquí en donde Salvador Borrego calla, porque ya no tiene nada que decir al respecto.

Cualquiera que esté familiarizado con una lectura aunque sea somera con "Los Protocolos de los Sabios de Sión" no tardará en descubrir en "Derrota Mundial" la inspiración directa para muchas de las ideas que Salvador Borrego destila hasta por los poros de su piel. Por ejemplo, en la página 81 de dicho libro, Salvador Borrego habla acerca del mitológico TRONO DEL ORO en los siguientes términos:

EL TRONO DEL ORO EMPUJA A OCCIDENTE

Había otro factor también interesado en que 'el mundo entero' se alineara en contra de Alemania (en los tiempos de Hitler). Este factor era el Trono del Oro. Allí el judaísmo se movía con ancestral destreza y mediante abtrusas teorías seudocientíficas disfrazaba su dominio sobre las fuentes económicas.

El mítico "trono del oro" es la creencia de la ultraderecha según la cual los "altos financieros judíos" poseen y controlan casi todo el oro del mundo (obviamente, los militantes de la ultraderecha jamás se han tomado la molestia de visitar el Fuerte Knox en los Estados Unidos administrado por el Departamento del Tesoro, el cual es propiedad del gobierno norteamericano y no de algún segmento minoritario de la población norteamericana). Esta misma idea la podemos leer en el Primer Protocolo (La Doctrina Básica) en donde uno de los hipotéticos "Sabios de Sión" manifiesta lo siguiente:

En nuestros días el poder que ha reemplazado aquél de los soberanos que eran liberales es el poder del Oro.

Salvador Borrego se apoya mucho en las ideas contenidas en el libro "El Judío Internacional" de Henry Ford, pero considerando que Henry Ford se dedica en gran parte de su libro a estar interpretando el contenido de "Los Protocolos de los Sabios de Sión" aplicándolos a su país y a su época, en realidad todo nos lleva a un mismo punto de partida. Por ejemplo, en la página 294 del libro "Derrota Mundial", leemos lo siguiente:

Un año antes de que se iniciara la guerra germano-soviética Hitler había extirpado ya la influencia desmoralizadora que el movimiento político judío ejercía en Alemania sobre el teatro, el cine, la prensa, la literatura, etc. Esa influencia disolvente en el cine también la ejercen los productores israelitas de Estados Unidos, e igualmente es palpable en México desde que el cine mexicano cayó en sus manos.

Pero el alegato de esa "influencia disolvente" que según Salvador Borrego ejercen los "productores israelitas" inclusive en México "desde que el cine mexicano cayó en sus manos" no es más que una repetición de lo que Henry Ford escribió en el capítulo 10 de su libro ("Supremacía Judía en el Teatro y en el Cine"), dentro del cual encontramos frases como la siguiente:

La influencia de las películas de los Estados Unidos, del mundo entero, está exclusivamente bajo el control, moral y financiero, de los manipuladores Judíos de la mente pública.

Y es que, para los ideólogos de la ultraderecha, todos los que se meten en el negocio de la producción de películas y triunfan en dicho negocio necesariamente tienen que ser judíos, todos ellos, sin exceptuar ninguno, aunque muchos de los productores y directores de cine (incluídos los mexicanos) hasta la fecha desconozcan que han sido "judaizados" por el sólo hecho de haber entrado a dicho negocio.

En "Derrota Mundial" Salvador Borrego incluye mucha literatura de "relleno" para dar la impresión de que está muy bien documentado sobre "la gran conspiración judía-masónica-comunista", pero cualquiera que tenga buenos hábitos de lectura se dará cuenta de que mucha de esta literatura no tiene absolutamente nada que ver con el tema de la grandiosa conspiración. Por ejemplo, los libros del filósofo alemán Federico Nietzsche, entre los que resalta el libro "Así Hablaba Zaratustra", en donde Nietzsche habla del SUPERHOMBRE y entre cuyas líneas más célebres encontramos la frase "DIOS HA MUERTO". Esta es realmente la filosofía adoptada de los Arios" Nazis, para quienes el "Ario" de ojos azules y de rubios cabellos era por derecho biológico de la selección natural el verdadero "dios" a quien todas las demás especies inferiores debían rendirle tributo. Otros libros de relleno usados por Salvador Borrego para inflar su obra son los libros de "Gengis Khan" y de "Batu Khan", los cuales no tienen absolutamente nada nuevo que aportar para apoyar el cuento de "la gran conspiración judía-masónica-comunista". Y el resto de la literatura que no es de relleno resulta ser propaganda apoyada sobre bases sumamente cuestionables o inexistentes, como los libros de Mauricio Carlavilla (a quien Salvador Borrego admira sobremanera), el cual también reinterpretó la derrota del Nazismo Hitleriano como una "Derrota Mundial", y a manera de ejemplo su libro "Sodomitas" trata de los homosexuales "al servicio del marxismo". Entendiblemente, ideólogos de la ultraderecha no quieren saber absolutamente nada sobre las nuevas evidencias históricas que han surgido para apoyar la hipótesis de que Hitler y varios de sus principales allegados eran homosexuales. Otros libros conocidos de Mauricio Carlavilla son "Sinfonía en Rojo Mayor" (con más de 800 páginas) y "Borbones masones desde Fernando VII hasta Alfonso XIII" (de 230 páginas), impregnados con la misma óptica ultraderechista de ver la vida.

Esta es, pues, la literatura usada por Salvador Borrego para elaborar "Derrota Mundial". Pasemos ahora a la lectura de algunos pasajes de dicho libro haciendo las observaciones que sean pertinentes.

Puesto que uno de los argumentos centrales de la ultraderecha es que la revolución rusa de 1917 fué la parte principal de un "gran plan judío-masónico para apoderarse del mundo", una de las prioridades de los ideólogos de la ultraderecha consiste en "judaizar" (o "masonificar") a los líderes del movimiento revolucionario ruso. Es así como podemos leer en la página 14 del libro "Derrota Mundial" lo siguiente:

La situación se hizo todavía más tirante para los israelitas y sus compañeros rusos revolucionarios cuando Alejandro Ilitch Ulianov, hijo de la judía Blank, falló en su intento de asesinar al Zar Alejandro III. Ulianov fué detenido y luego ahorcado con cuatro de sus cómplices. Pero su hermano Vladimir (el cual se convertiría en jefe revolucionario adoptando el mote de 'Lenin') guardó para sí el odio que alentaba contra el régimen y sorteó esa época de peligro comportándose como estudiante disciplinado y pacífico.

Consultando bibliografías bien actualizadas y documentadas (como el libro "Lenin: A Biography" de Robert Service, publicado en el 2000), encontramos que Lenin fué bautizado en la Catedral de San Nicolás como Vladimir Ilich Ulyanov por sus padres Ilya Nikolayevich Ulyanov y María Alexandrovna Ulyanova, siendo sus padrinos de bautizo Arseni Belokrysenko (un contador en la administración civil imperial) y Natalya Aunovskaya. El abuelo paterno de María Alexandrovna Ulyanova (y bisabuelo de Lenin), Mosho Blank, era un comerciante judío en vinos y licores en Starokonstantinov en la provincia de Volynia, el cual sin embargo no era un practicante judío. Sus padres (los bisabuelos de la madre de Lenin) en vez de enviarlo a la escuela judía de la localidad (en donde habría estudiado hebreo y la Torah) lo enviaron a la escuela oficial en donde todo se enseñaba en ruso. Al morir su esposa, Mosho Blank terminó de manera definitiva con las pocas conexiones que tenía con la fé de sus antepasados, acercándose al cura de la localidad para ser bautizado como un Cristiano Ortodoxo. Pero no conforme con haberse desligado de sus raíces, Mosho Blank le escribió al Ministro del Interior para recomendarle nuevas imposiciones en contra de los judíos, tales como prohibirles la venta de comida no-judía (la comida judía se conoce como Kosher) y prohibirles la contratación de cristianos para efectuar trabajos en Sábado (el día de descanso de los judíos). Pidió también que se prohibieran las reuniones de los Hasidim (una secta judía mística), e impedirle a los judíos que orasen por la llegada del Mesías obligándolos en cambio a orar por la salud y el bienestar del Emperador ruso y su familia. En pocas palabras, Mosho Blank se convirtió en un anti-Semita. Los dos hijos de Mosho Blank, Abel y Srul, también rompieron sus nexos con la religión judía inclusive antes que su padre. Abel acudió a la Iglesia Ortodoxa para ser bautizado como Dmitri, mientras que Srul fué bautizado como Aleksandr. Aleksandr Blank se casó con Anna Grosschopf (cristiana, no-judía, perteneciente a la Iglesia Luterana de San Petersburgo) en 1829, la cual tenía ancestros alemanes y suecos (su padre Johann Grosschopf fué un notario cuya familia llegó de Lübeck mientras que su madre, Anna Estedt, provenía de suecos). Con tan remoto parentesco desligado de la fé judía, el intento por convertir a Lenin en un recalcitrante promotor de "la gran conspiración judía" no podía provenir de otro lugar más que de los mismos propagandistas Nazis alemanes, específicamente el libro "Bolshevismus und Judentum: Das jüdische Element in der Führerschaft des Bolshevismus", del ideólogo Nazi Herman Fest, quien vió publicado su libro propagandístico en Berlín y en Leipzig en 1934.

Veamos la forma en la cual en su libro "Derrota Mundial", Salvador Borrego "demuestra" que el Presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt (1882-1945) era un judío. En la página 75 encontramos textualmente lo siguiente:

Ahora bien, según el árbol genealógico investigado por el Dr. H. Laughlin, del Instituto Carnegie, Franklin D. Roosevelt pertenecía a la séptima generación del israelita Claes Martensen van Rosenvelt, emigrado de España a Holanda en 1620, como consecuencia de la expulsión de los judíos. Este informe fué publicado en 1933 en el 'Daily Citizen' de Tucson, Arizona. Posteriormente el 'Washington Star' dió una información parecida al morir la madre de Roosevelt, Sarah Delano. Y el israelita A. Slomovitz publicó en el 'Detroit Jewish Chronicle' que los antepasados judíos de Roosevelt en el siglo XVI residían en España y se apellidaban Rosa Campo. El historiador judío Emil Ludwig admite (en su libro 'Vida de Roosevelt') que Franklin D. Roosevelt era descendiente del israelita Claes Martensen, emigrado de Holanda de E.U. en 1650.

El libro del historiador alemán Emil Ludwig (1882-1948) al que hace referencia Salvador Borrego, "Vida de Roosevelt: un estudio acerca de la suerte y el poder", publicado en México por Editorial Diana en 1949, es una traducción directa al español del libro "Leben von Roosevelt" llevada a cabo por Alfredo Cahn. La página a la cual Salvador Borrego dice estarse refiriendo de dicho libro es la página 18, que se reproduce a continuación:





Leyendo la página, podemos comprobar que Salvador Borrego miente rotundamente cuando afirma que Emil Ludwig admite que Franklin D. Roosevelt era descendiente del israelita Claes Martensen. En ninguna parte de la página encontramos mención alguna de que Claes Martensen haya sido un "israelita". Podemos ver claramente que Emil Ludwig comenta que el joven (Franklin Delano) Roosevelt no cobra prejuicios y se regocija de saber que en su sangre hay elementos suecos, franceses, ingleses y alemanes. ¡En ninguna parte menciona Emil Ludwig que el joven Roosevelt llevara sangre judía!". Tenemos pues aquí una mentira directa, comprobable, de Salvador Borrego. ¡Y esta es tan solo una de las cientos y cientos de mentiras y falsedades con las que Salvador Borrego tiene inundados sus libros! El cinismo y la sangre fría requeridos para mentirle a sus lectores de la manera en que Salvador Borrego lo hace están basados en que no cualquier persona cuenta en su biblioteca personal (inclusive en las bibliotecas públicas) con una copia del libro "Vida de Roosevelt", de modo tal que la gran mayoría de sus lectores no podrán comprobar por sí mismos las burdas falsedades en que incurre Salvador Borrego. Veamos ahora las otras pruebas que alega Salvador Borrego para afirmar que el Presidente Roosevelt era un judío. Afirma sin empachos que un Dr. H. Laughlin del Instituto Carnegie "demostró" que Franklin D. Roosevelt pertenecía a la séptima generación del israelita Claes Martensen van Rosenvelt, emigrado de España a Holanda en 1620, como consecuencia de la expulsión de los judíos, y que este informe fué publicado en 1933 en el "Daily Citizen" de Tucson, Arizona. Pero al someter esta aseveración bajo un microscopio, encontramos una cosa extremadamente interesante: ¡Salvador Borrego no menciona la fecha en la cual supuestamente fué publicada dicha nota! Bastante difícil sería ya para un historiador trasladarse hasta la ciudad de Tucson para localizar una copia de dicho reportaje, pero al no dar la fecha en la cual fué publicado el supuesto reportaje, Salvador Borrego efectivamente le está diciendo al lector: "Te reto: si quieres demostrarme que estoy mintiendo, vas a tener que viajar hasta Tucson y vas a tener que invertir cientos de horas de tu tiempo leyendo de cabo a rabo cada una de las páginas de todas las ediciones del "Daily Citizen" desde el primero de enero de 1933 hasta el 31 de diciembre de 1933, y si no encuentras nada pues, te felicito". Salvador Borrego no dá la supuesta fecha en la cual fué publicado el supuesto reportaje que "prueba" la ascendencia judía de Franklin Delano Roosevelt porque hubiera habido falta de espacio en su libro, ya que en dicho libro Salvador Borrego malgasta cientos de páginas en cuestiones que no vienen al caso para lo que se quiere demostrar (tales como anecdotas de guerra, cronologías de batallas, etc.) Eliminando no más de un renglón de tan inútil información, Salvador Borrego podría haber puesto la fecha en la cual supuestamente apareció tal reportaje, por ejemplo un 8 de julio de 1933. Pero deliberadamente no lo hizo, porque no quería que nadie tratase de buscar dicho artículo, no quería quedar expuesto como lo acabamos de hacer con el caso del libro de Emil Ludwig. De cualquier manera, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el Dr. H. Laughlin al cual hace mención Salvador Borrego es Harry Hamilton Laughlin, el cual no era un historiador sino un biólogo geneticista, y de hecho fué el Director del Departamento de Genética del Carnegie Institute desde 1921 hasta 1940. Sus ideas raciales le valieron el reconocimiento del Tercer Reich y fueron adoptadas por los eugeneticistas Nazis para el "mejoramiento de la raza" mediante programas de esterilización llevados a cabo sobre seres humanos "inferiores". Por otro lado, es totalmente falsa la afirmación de Salvador Borrego de que el Dr. Laughlin haya probado que "Franklin D. Roosevelt pertenecía a la séptima generación del israelita Claes Martensen van Rosenvelt, emigrado de España a Holanda en 1620, como consecuencia de la expulsión de los judíos", lo cual podemos comprobar consultando los documentos originales del Dr. Laughlin. La otra "prueba" de que Roosevelt era un judío, supuestamente publicada por el "Washington Star" adolece del mismo defecto ya mencionado, esto es, Salvador Borrego afirma que el "Washington Star" dió una información parecida al morir la madre de Roosevelt, Sarah Delano, sobre el supuesto "judaísmo" del Presidente Roosevelt, pero no dá ninguna fecha de publicación de tal información. Resta decir que si un ponente se presentara ante una mesa redonda universitaria en Historia Contemporánea en la forma en la que lo hace Salvador Borrego, afirmando que "en algún lado del periódico New York Times publicado allá por 1945 se dice que la Reina de Inglaterra es judía", lo más probable es que lo sacarían por la puerta trasera por su falta de seriedad y de rigor académico.

En cuanto a otra de las "pruebas" presentadas por Salvador Borrego para "judaizar" a Franklin Delano Roosevelt, según la cual en el "Detroit Jewish Chronicle" se publicó que los antepasados judíos de Roosevelt en el siglo XVI residían en España y se apellidaban Rosa Campo, aunque aquí Salvador Borrego ni siquiera dá el año en el cual se publicó el supuesto artículo (lo cual, considerando que el "Detroit Jewish Chronicle" se estuvo publicando desde 1916 hasta 1957, convertiría la búsqueda de dicho artículo en una tarea prácticamente imposible de llevar a cabo), no sólo podemos fijar aquí un año para la fecha de publicación del supuesto artículo sino que inclusive podemos citar en forma precisa la fuente en la cual se documentó Salvador Borrego para hacer tal afirmación. Es la siguiente:





Es nada menos que un panfleto de 22 páginas publicado en la Alemania Nazi titulado "Roosevelt verrät Amerika!" (¡Roosevelt traiciona a América!), en Berlín, por el Frente Verlag Der Deuschen Arbeitsfront, en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, elaborado (muy posiblemente con ayuda de varios colaboradores) por el conocido propagandista Nazi Robert Ley (1890-1945), jefe del Frente Laboral en la Alemania Nazi, el mismo que en mayo de 1942 (la fecha en la cual se publicó el panfleto) dijo "No basta con aislar al enemigo judío de la humanidad, los judíos tienen que ser exterminados", el mismo que se ahorcó con una toalla en el lavabo de su celda cuando se le iba a someter a juicio en Nuremberg por crímenes contra la humanidad. Leyendo el texto traducido al inglés de dicho panfleto propagandístico, encontramos lo siguiente:

El 'Detroit Jewish Chronicle', un periódico judío, reportó en 1935 que Roosevelt había descendido del Judío Español Rossocampo.

¿Suena parecido?

El único israelita "A. Slomovitz" que se puede encontrar al cual Salvador Borrego le pueda haber atribuído la autoría del artículo citado por Robert Ley "judaizando" a Franklin Delano Roosevelt con un ancestro español judío apellidado Rosa Campo (o mejor dicho, Rossocampo), parece ser -tomando en cuenta la inicial del nombre propio (A.) y el apellido (Slomovitz) y haciendo la conjetura de que se pueda tratar de un historiador- un capellán militar judío dentro del Ejército norteamericano cuyo nombre completo es Albert Issac Slomovitz, cuyo único libro conocido trata sobre los capellanes militares judíos y el papel desempeñado por ellos dentro del Ejército norteamericano. Albert Issac Slomovitz jamás ha afirmado que Franklin Delano Roosevelt sea un descendiente directo de un judío español apellidado Rossocampo, porque hasta la fecha nadie ha producido jamás un documento histórico (o una evidencia física como una tumba que pueda ser visitada) que pruebe tal cosa (si hubiera tal cosa, hoy mismo ésto podría ser una noticia que acaparase los titulares de la prensa, y tanto los Nazis como sus actuales seguidores habrían mandado imprimir ya millones de copias de dicha evidencia para probarle al mundo entero el "linaje judío" de Roosevelt).

Es tanta la obstinada insistencia entre los intelectuales de la ultraderecha por "judaizar" a Franklin Delano Roosevelt, que en su literatura podemos encontrar afirmaciones como la siguiente que aparece en el capítulo 4 ("La Barrera Polaca") del libro "Historia de los Vencidos" del ultraderechista español pro-Nazi Joaquín Bochaca:

El New York Times del 4 de marzo de 1935, recogía unas manifestaciones de Roosevelt en las que reconocía su origen hebreo.

Curiosamente, Joaquín Bochaca no sólo no reproduce en su libro una copia fotostática del artículo que contendría una de las más extraordinarias admisiones del siglo XX, ni siquiera reproduce el texto de lo que supuestamente dijo Roosevelt al "reconocer su origen hebreo", como tampoco dá mayores detalles sobre el título del artículo o de la página en la cual fué publicado. Esto debería ser más que suficiente para despertar nuestras sospechas. El artículo al que posiblemente esté haciendo referencia Joaquín Bochaca fué publicado por el New York Times no el 4 de marzo de 1935, sino el viernes 15 de marzo de 1935, en la primera plana de dicho periódico. Es el siguiente:





cuya traducción se dá a continuación:

ROOSEVELT DESPREOCUPADO SOBRE SUS ANTEPASADOS,
ESCRIBE A EDITOR JUDIO QUE LO INQUIRIO ACERCA DE SU FÉ

DETROIT, Marzo 14.- En una carta a The Detroit Jewish Chronicle, el Presidente Roosevelt asentó que sus antepasados no le estaban causando preocupación alguna. El que hayan sido buenos ciudadanos y creyentes en Dios le importaba más que el que hayan sido Judíos o Gentiles.

La nota, que aparecerá publicada en el Chronicle del Sábado, llegó en respuesta a una carta dirigida a su editor, Philip Slomovitz, concerniente a enunciados de que los ancestros del Presidente Roosevelt fueron Judíos.

El Presidente escribió:

'Yo le estoy agradecido por su interesante carta del 4 de marzo. No tengo idea acerca de la fuente de la historia que Usted dice provino de mi viejo amigo, Chase Osborn.

'Todo lo que sé sobre el origen de la familia Roosevelt en este país es que todas las ramas que llevan su nombre aparentemente descendieron de Claes Martenssen Van Roosevelt, quien llegó de Holanda hace algún tiempo antes de 1648 -inclusive el año es incierto

'De dónde provine de Holanda yo no lo sé, como tampoco conozco quienes fueron sus padres (de Claes Martenssen Van Roosevelt). Había una familia con el mismo nombre en una de las islas Holandesas, y algunos de ellos viviendo en Holanda tan posteriormente como hace treinta o cuarenta años, pero, francamente, yo nunca he tenido el tiempo o la inclinación para tratar de establecer la línea del otro lado del océano antes de que ellos llegaran aquí, casi hace 300 años.

'En el pasado muy distante ellos podrían haber sido Judíos o Católicos o Protestantes -en lo que yo estoy más interesado es en saber si eran buenos ciudadanos y creyentes en Dios- yo tengo la esperanza que hayan sido ambas cosas.

La carta del Sr. Slomovitz al Sr. Roosevelt parafraseó un artículo tomado de 'Civic Echo' el cual a su vez parafraseó una entrevista en un periódico no mencionado en San Petesburgo, Florida, en el cual Chase Osborn, actual Gobernador de Michigan, se dijo que había bosquejado una supuesta versión del linaje de Roosevelt como judío.

Independientemente de que la fuente original de los rumores atribuídos aquí al Gobernador Chase Osborn está plagada de demasiados supuestos y conductos intermedios como para ser tomados en cuenta con plena seriedad, la lectura cuidadosa del artículo revela que en ninguna parte del artículo publicado el viernes 15 de marzo de 1935 aparece declaración alguna de Franklin Delano Roosevelt en la cual "reconoce" su "origen hebreo". Nuevamente, tenemos un caso más de una mentira directa, de las cuales podemos encontrar miles en la propaganda de la ultraderecha. El problema en exponerles sus falsedades es que por cada mentira que se les comprueba inventan cinco nuevas, de modo tal que es extraordinariamente difícil darse abasto para rebatirlos punto por punto.

De cualquier manera, para dejar asentada aquí una respuesta acerca de la fé que profesaba Franklin Delano Roosevelt y no dejar a los lectores de éste ensayo con la duda, respondiendo a la pregunta que le formuló al Presidente norteamericano el editor Philip Slomovitz de la publicación The Detroit Jewish Chronicle, podemos anotar aquí que Franklin Delano Roosevelt perteneció a la Iglesia Episcopal norteamericana, habiendo sido bautizado en la capilla Saint James Episcopal Church en Hyde Park, Nueva York, y al igual que su padre y su medio hermano, sirvió dentro de dicha congregación como sacristán (junior vestryman), miembro de la junta de sacristía (vestryman) y custodio decano (senior warden), y los parroquianos que atendieron los servicios religiosos en la Iglesia Episcopal junto con Franklin Delano Roosevelt jamás tuvieron duda alguna sobre su fé religiosa y su firme convicción en la existencia de un ser supremo. Y sus hijos, fieles a la fé de su padre, también refrendaron su lealtad a la Iglesia Episcopal de Saint James, bajo cuya égida se encuentran actualmente enterrados. Al menos la profesión de fé religiosa de Franklin Delano Roosevelt fué mucho más honesta que la supuesta fé católica que los militantes de la ultraderecha dicen profesar a la vez que se la pasan blasfemando y calumniando en contra de todos los Papas recientes como Juan XXIII, Paulo VI y Juan Pablo II, a los que tildan de masones, cripto-judíos, anti-Papas, drogadictos, homosexuales y demás epítetos altisonantes ampliamente usados en el florido lenguaje de la ultraderecha.

Joaquín Bochaca podría muy bien haber reproducido la copia fotostática del artículo aparecido en The New York Times, o al menos el texto completo traducido del artículo, pero se abstuvo deliberadamente de hacerlo. Como no lo hizo, lo hemos hecho aquí, para que sus ávidos lectores se puedan formar su propia opinión.

Hasta la fecha, ninguno de los textos de la ultraderecha proporciona más información sobre los ancestros paternos y sobre los ancestros maternos de Franklin Delano Roosevelt que la que ya ha sido recabada y confirmada por historiadores expertos. Y no hay evidencia alguna de que Roosevelt haya tenido algún ancestro judío, a menos de que nos engañemos a nosotros mismos con el espejismo usado hasta el cansancio por los ideólogos de la ultraderecha de que si una persona tiene un nombre o apellido tomado del Antiguo Testamento, entonces tal persona muy posiblemente tenga sangre judía (en cuyo caso, muchos personajes famosos tales como el físico inglés Isaac Newton o como el Presidente americano Abraham Lincoln también habrán de ser judíos).

Es muy posible que detrás de la fecha falsa dada por Joaquín Bochaca para el artículo citado haya habido una fijación subconsciente suya por estar ligada dicha fecha a otro acontecimiento que demostraría ser crucial para la superviviencia y la expansión de la ultraderecha internacional después de la derrota de Hitler. Es el siguiente artículo aparecido en primera plana en el periódico The New York Times el lunes 4 de marzo de 1935:





Este artículo que mereció aparecer en la primera plana en The New York Times trata sobre la muerte de tres manifestantes ocurrida en Guadalajara, Jalisco, en medio de una protesta que se estaba llevando a cabo en contra de la implantación de la educación socialista en México, justo en la época en que se estaba llevando a cabo también una persecusión religiosa por parte del gobierno de México. Fueron precisamente estos tres muertos los que se convirtieron en los mártires que cierto sector ultraconservador católico de la sociedad jalisciense estaba necesitando para agrupar tras de sí a una parte importante de la población que lo apoyaría con recursos para la fundación de una universidad privada desligada de la universidad oficial, una universidad nueva que también acaparó la atención de los agentes Nazis apostados en la Embajada Alemana en México, los cuales vieron en la universidad que se estaba fundando un campo sumamente fértil para sembrar la propaganda que se estaba generando en Europa bajo la tutela del Tercer Reich. Todo lo que tenían que hacer para reclutarlos a la causa de Adolfo Hitler era "iluminarlos", convencerlos de que la persecución religiosa de la que estaban siendo objeto los ministerios de la Iglesia Católica y los intentos del gobierno por implantar la educación socialista no eran más que una consecuencia lógica de "la gran conspiración judía-masónica-comunista". Así nació la Universidad Autónoma de Guadalajara. Así nació la sociedad ultrasecreta de ultraderecha "Los Tecos", la más poderosa organización terrorista de extrema derecha que el continente americano haya conocido en su historia. Y lo han logrado pese a la existencia de una comunidad israelita situada en la misma ciudad de Guadalajara cuyos integrantes no tienen ni siquiera la más remota idea de la amenaza extraordinariamente grave que se está gestando en sus propias narices no sólo en contra de ellos sino en contra de todo el pueblo de México; aunque tal vez la infiltración que la Organización Nacional del Yunque ha logrado llevar a cabo exitosamente en contra del Partido Acción Nacional y en contra del gobierno de México en base a la insidia, al engaño y a la perfidia, los hará cambiar de opinión más pronto de lo que ellos se imaginan. (Nota de Spectator: Los tres muertos citados en esta nota periodística son los mismos que son mencionados por Spectator en su blog Contacto en Puebla en la sección introductoria titulada "Bautizo de Fuego". Estos son los "mártires" que fueron usados como bandera del movimiento lidereado por estudiantes de la clase media ultraconservadora de Guadalajara ligados de un modo u otro a la Guerra Cristera para eventualmente fundar una universidad privada sostenida a base de colegiaturas, la Universidad Autónoma de Occidente, cuyo nombre pronto cambiaría al de Universidad Autónoma de Guadalajara al mismo tiempo que se creó dentro de ella la más poderosa y temible organización secreta de extrema derecha del continente americano.)

Veamos ahora la forma en la cual Salvador Borrego justifica el suicidio de Adolfo Hitler y algunos de sus principales seguidores. Después de haber enviado a la muerte a millones de alemanes inclusive cuando la guerra ya estaba perdida, exigiéndoles pelear hasta la muerte cayendo con dignidad en el campo de batalla, si Hitler no tenía planeado rendirse lo menos que podría haber hecho es salir a pelear a la calle junto con sus soldados, muriendo "en el campo del honor", aunque muy bien podría haber declarado la rendición incondicional de Alemania que le pedían los aliados (lo cual tuvieron que hacer sus sucesores a fin de cuentas) entregándose para ser sometido a juicio. Pero no, el dictador alemán tomó la salida fácil y cómoda, se suicidó para no ser capturado y para no morir peleando. Si bien es cierto que de haberse entregado vivo Hitler a las fuerzas aliadas lo más probable es que hubiera terminado en la horca, al menos durante su juicio habría tenido una oportunidad histórica inigualable para montar su propia defensa, exponiendo sus propios argumentos, y tomar plena responsabilidad por sus actos por lo que había ocurrido en lugares como Auschwitz, Bergen-Belsen, Dachau (después de todo, los verdugos bajo su mando siempre alegaron que como "buenos soldados" ellos sólo estaban obedeciendo órdenes, y el que daba las órdenes era el mismo Hitler de modo tal que ya no tenía a nadie más encima de él a quien echarle la culpa). En la página 563 de "Derrota Mundial", Salvador Borrego "exonera" a su ídolo máximo de la siguiente manera:

Cabe una hipótesis: que Hitler y Eva Braun (la amante de Hitler) hayan obrado, por las terribles circunstancias en que se hallaban, sin pleno conocimiento de lo que hacían al privarse de la vida, y por lo tanto, que no hayan tenido un consentimiento pleno de ese pecado como tal, y ya se sabe que sin pleno conocimiento y pleno consentimiento no hay responsabilidad moral.

Así justifica Salvador Borrego el cometer un acto cobarde de suicidio cuando no hay ni siquiera razones médicas de por medio. Posiblemente este pseudo-"ultracatólico" al igual que los Nazis que lo precedieron trata de ignorar que el suicidio siempre ha estado terminante y categóricamente prohibido por la Iglesia Católica.

Otra afirmación categórica que podemos ver en la página 22 de "Derrota Mundial" es la siguiente:

El judío Alejandro Kerensky (originalmente apellidado Adler), que se había infiltrado en el gobierno del zar para ayudar secretamente al triunfo de los comunistas, emigró después al Occidente para presentarse como 'anticomunista'. Bajo ese disfraz mantuvo contacto con los rusos exiliados, auténticamente enemigos del comunismo, y fue un factor decisivo para dividirlos y neutralizarles sus esfuerzos.

Una afirmación como esta del máximo exponente ideológico de la ultraderecha mexicana merece ser contrastada con la realidad histórica, lo cual nos lleva a investigar brevemente la biografía de Aleksandr Fyodorovich Kerensky (1881-1970):





¿Quién era realmente Aleksandr Kerensky? Fué un Abogado moderado educado en la Universidad de San Petersburgo que tras la abdicación del Zar Nicolás II el 15 de marzo de 1917, al ser nombrado Ministro de Justicia dentro del gobierno provisional, de inmediato introdujo reformas tales como el fin de la pena capital y la plena libertad de prensa, así como el anuncio de planes para introducir el sufragio universal para transformar a Rusia en una democracia parlamentaria, porque su mayor anhelo tras la caída del Zar era ver convertida a Rusia en una democracia moderna. Al quedar encargado del gobierno provisional, proclamó a Rusia como una república, y de hecho uno de sus primeros actos como Primer Ministro de Rusia fué la proscripción del Partido Bolchevique dirigido por Lenin, lo cual obligó a Lenin a huir a Finlandia. Pero al tomar los bolcheviques el poder en ese mismo año, se vió obligado a huir a Francia desde donde estuvo dirigiendo la oposición al régimen comunista en Rusia, lo cual incluyó la publicación del periódico Dni tanto en París como en Berlín. Sus libros "Preludio al Bolchevismo" (1919), "La Catástrofe" (1927) y "La Crucifixión de la Libertad" (1934) son lectura obligada para darse cuenta de que Aleksandr Kerensky jamás simpatizó en toda su vida ni con los bolcheviques ni con el comunismo (tampoco con el Nazismo), motivo por el cual la aserción de Salvador Borrego de que Kerensky "se había infiltrado en el gobierno del zar para ayudar secretamente al triunfo de los comunistas" es francamente ridícula, un dislate para lo cual no aporta ni una sola prueba histórica que lo apoye en tan temeraria afirmación. En cuanto a la genealogía de Kerensky, su abuelo era un cura relativamente insignificante de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el Padre Mikhail, el cual servía a sus parroquianos en el Distrito de Kerensky en la Provincia de Penza. Se casó convirtiéndose en el padre (biológico) de Fyodor Mikhailovich, nacido en 1842. En la escuela, Fyodor Mikhailovich tuvo un desempeño suficientemente bueno para ser aceptado después en el Seminario Teológico de Penza, y es allí en donde es muy probable que el Obispo de Penza le haya dado al joven seminarista el apellido de Kerensky considerando su lugar de origen. Tiempo después, convertido en Director escolar, Fyodor Mikhailovich Kerensky se casó con Nadezhda Adler, la hija del General Alexandr Adler. Nadezhda Adler era la nieta (por parte de su madre) de un siervo que había comprado su propia libertad convirtiéndose en un próspero comerciante. Ambos tuvieron un hijo, Alexandr Fyodorovich Kerensky, nacido el 22 de abril de 1881. Por lo tanto la aserción de que Aleksandr Fyodorovich Kerensky "originalmente se apellidaba Adler" también es ridícula. Otras publicaciones de la ultraderecha le dán otros "verdaderos" nombres judíos a Aleksandr Kerensky, por ejemplo "Aran Kirbiz"; sin presentar pruebas de apoyo, claro está.

En la siguiente fotografía tenemos una cruz rusa de plata y esmalte que le fué regalada por Aleksandr Kerensky a su amiga Dee Haywood, una dama de la sociedad neoyorkina con la cual él y su esposa establecieron una amistad entrañable en 1932 (Salvador Borrego hubiera preferido mil veces que le hubiese regalado una Menorah judía, el conocido candelabro de las siete velas, aunque no es posible complacer a todos en todo):





Además de las obvias falsedades y distorsiones históricas en las que incurre Salvador Borrego en su obra revisionista, también incurre en errores garrafales sobre cuestiones fundamentales que ha pasado por alto. Tomemos por ejemplo su admiración absoluta hacia el físico Edward Teller, sin lugar a dudas uno de los hombres más brillantes del Siglo XX (y en esta apreciación sí podemos coincidir con Salvador Borrego, tal vez sea una de las pocas cosas en las que le podamos dar la razón). Edward Teller es el padre de la bomba termonuclear de hidrógeno y el creador del concepto de la Iniciativa Estratégica de Defensa (promovido por el Presidente Ronald Reagan) para proteger a América desde el espacio exterior de un ataque nuclear, cuyos múltiples descubrimientos y cuyas múltiples contribuciones al mundo de la ciencia lo sitúan como un gigante. Del Doctor Edward Teller, Salvador Borrego menciona lo siguiente en la página 689 de su libro "Derrota Mundial":

El General Curtis Le May, jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, el eminente físico Edward Teller y varios senadores dijeron que el pacto de Moscú (un pacto firmado entre los Estados Unidos y la Unión Soviética en septiembre de 1963 para el control de armamentos) reduce el margen de seguridad de Occidente.

Es posible que Salvador Borrego jamás habría metido en su libro al eminente físico Edward Teller si hubiera sabido de antemano que Edward Teller es descendiente de padre y madre judíos, y para comprobar tal dato nos basta con leer la página 15 (capítulo 2) del libro "Edward Teller: Giant of the Golden Age of Physics" escrito por Stanley A. Blumber y Louis G. Palmos. Su ascendencia judía es precisamente la razón por la cual Edward Teller huyó a los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, para escapar de las garras de Hitler. Y la razón por la cual aplicó todo su ingenio para el desarrollo de la bomba termonuclear (una superbomba que tiene un poder explosivo mucho muy superior al de la bomba atómica) era para detener a Hitler en caso de que también él la estuviera desarrollando. Como descendiente de judíos, el Doctor Edward Teller estaba totalmente opuesto al Nazismo, y no dudó un solo momento en contribuír con todo su ingenio científico a la derrota de Hitler.

Otras aserciones de Salvador Borrego son tan fantásticas que bien podrían aparecer en alguno de los pasquines de historietas de ficción como Batman o las aventuras de Sherlock Holmes. Veamos lo que nos dice en la página 693 de su libro "Derrota Mundial" sobre toda una línea de sucesión de Presidentes norteamericanos, a los cuales ha bautizado (o mejor dicho, "judaizado") y los ha convertido en títeres de una trama que ni siquiera a un productor de cine como George Lucas se le hubiera ocurrido:

Demócratas (Franklin Delano) Roosevelt, (Harry S.) Truman, y Republicano (Ike) Eisenhower, los tres tienen el mismo común denominador de su sangre israelita y los tres han obedecido al mismo consejero Bernard Baruch, Gran Jefe del Consejo Imperial del Templo Masónico y ejecutor de las órdenes del Gran Sanhedrín, o sea el oculto gobierno judío mundial.

Para armar una afirmación como ésta, Salvador Borrego no cuenta en sus manos con una fotografía, una grabación, o el testimonio de algún testigo presencial confiable de los aquelarres en los cuales según él cada Presidente norteamericano se presenta ante el "Gran Jefe del Consejo Imperial del Templo Masónico" para recibir órdenes (si tuviera tal cosa, ya la habría anexado a su libro, con lo cual habría disparado las ventas de su propaganda colocándola en la lista de los "best-sellers"), todo lo que tiene es su imaginación enfermiza que lo hace ver judíos hasta en la azotea de su casa. Podemos imaginarnos al Presidente de los Estados Unidos, el hombre más poderoso del mundo, viajando en secreto sin que nadie se dé cuenta hasta el centro de operaciones del "Gran Sanhedrín", posiblemente algún templo situado en una ciudad subterránea debajo de alguna ciudad importante como Washington o Nueva York, reportándose para recibir instrucciones y acatar ciegamente las órdenes que le dá "el ejecutor de las órdenes del Gran Sanhedrín". Para los militantes de la ultraderecha, si lo dice Salvador Borrego, entonces así ha de ser. Resulta una verdadera lástima que en vez de andar escribiendo textos para la ultraderecha mexicana Salvador Borrego no se haya dedicado a escribir novelas de terror ocupando su justo lugar al lado de autores como Stephen King y John Carpenter, ocupando el justo lugar que le corresponde entre los autores de obras de ficción.

Existen muchas "verdades" de Salvador Borrego que con el paso del tiempo se han caído solas por su propio peso. Por ejemplo, la siguiente que aparece en la página 599 de su libro "Derrota Mundial":

El ministro de armamentos, (Albert) Speer, condenado a 20 años (en los juicios de Nuremberg), fué interrogado sobre qué haría al quedar libre y contestó: 'Naturalmente que agitaré'.

-¿Quiere usted decir que agitará para revivir la causa nazi?

-Por supuesto, ¿por qué no?

Pero tal cosa nunca ocurrió. Al cumplir su condena, Albert Speer (1905-1981), cuya foto se muestra a continuación:





escribió sus memorias, publicadas en 1969, en las cuales presentó una opinión poco favorable al Tercer Reich al cual sirvió. Y cuando salió de prisión, no sólo no agitó "para revivir la causa nazi", sino que dedicó el resto de su vida para denunciar dicha causa. El fué el único Nazi que en los Juicios de Nuremberg tomó plena responsabilidad por sus actos. En un testimonio jurado y firmado por él de su libre y propia voluntad en Munich el 15 de junio de 1977, en pleno uso de sus facultades mentales, Albert Speer asentó lo siguiente para la posteridad:

El odio hacia los judíos era el motor y el punto central de Hitler y posiblemente el elemento que lo movía. El pueblo alemán, la grandeza alemana, el Imperio, en el último análisis no significaban nada para él. Por ésta razón, él quiso en el último párrafo de su testamento (antes de suicidarse), dejar una fijación en los alemanes (en contra de los judíos) aún tras la caída apocalíptica, dejar un miserable desprecio de los judíos.

Yo estuve presente en la sesión del Reichstag del 30 de enero de 1939, cuando Hitler nos aseguró que en caso de guerra, no los alemanes sino los judíos serían aniquilados (a través de Internet, en una computadora multimedia, aún podemos escuchar a Hitler en sus propias palabras cuando, con "Los Protocolos de los Sabios de Sión" zumbándole sin cesar en el cerebro, lanzó ésta escalofriante amenaza). Este dictado fué pronunciado con tal seguridad que yo no me hubiera sentido permitido de poner en tela de duda su intención de llevarlo a cabo. Él repitió este anuncio de sus intenciones el 30 de enero de 1942, en un discurso del cual también estoy enterado. La guerra no terminaría (según Hitler), como imaginaban los judíos, con la extinción de las gentes Arias-Europeas, sino que resultaría en la aniquilación de los judíos. Esta repetición de sus palabras del 30 de enero de 1939 no fué única. Él constantemente le recordaba a su comitiva la importancia de este dictado.

Cuando hablaba de las víctimas de los bombardeos, particularmente tras los ataques masivos en Hamburgo en verano de 1943, una y otra vez él reiteró que vengaría estas víctimas en los judíos, como si el terror aéreo en contra de la población civil le ayudara a proporcionarle una motivación alterna para un crimen que ya se había decidido desde hace tiempo y que emanaba de capas muy distintas de su personalidad. Tal y como si quisiera justificar sus propios asesinatos masivos con estos comentarios.

En el verano de 1944, el encargado del Distrito en la Baja Silesia, Karl Hanke, me hizo una visita. Hanke se había distinguido por su valor en las campañas polaca y francesa. Él ciertamente no era una persona que se espantase fácilmente. Es por ello que fué un momento muy particular, cuando, en ese entonces, me dijo de modo muy impresionado, que cosas monstruosas estaban sucediendo en los campos de concentración del Distrito vecino, la Alta Silesia. El dijo que estuvo allí y que jamás podría olvidar las atrocidades que había presenciado. Entendiblemente, él no mencionó nombres, pero habrá querido decir Auschwitz en la Alta Silesia. De la agitación de este soldado endurecido en las batallas, pude derivar que algo jamás escuchado antes estaba sucediendo, si podía causarle a éste viejo líder del partido de Hitler el perder su compostura.

Al dirigirse por última vez a la Corte (en Nuremberg), (Hermann) Goering habló de los graves crímenes que habían sido descubiertos durante el juicio, y condenó los atroces asesinatos masivos que dijo escapaban de su comprensión. (Julius) Streicher también condenó los asesinatos masivos de los judíos al dirigirse por última vez a la Corte. Para Fritzche, también al declarar por última vez, el asesinato de cinco millones era una advertencia estremecedora para el futuro. Las palabras de los acusados apoyan mi aseveración de que en el Juicio de Nuremberg tanto los acusados como la defensa habían reconocido el hecho de que los asesinatos masivos de los judíos habían tenido lugar.

El Juicio de Nuremberg se mantiene hoy para mí como un intento para romper hacia un mundo mejor. Aún hoy yo reconozco como generalmente correctas las razones para mi sentencia por el Tribunal Militar Internacional. Más aún, hoy considero como justo que asuma mi responsabilidad y por lo tanto la culpa por todo lo que fué perpetrado por medio del, generalmente hablando, crimen, después de haberme unido al Gobierno de Hitler el 8 de febrero de 1942. No los errores individuales, tan graves como puedan ser, son los que pesan sobre mi conciencia, sino el haber actuado en el liderazgo. Por lo tanto, yo por mi persona, hé en el Juicio de Nuremberg, confesado a la responsabilidad colectiva, y estoy también manteniendo esto aún. Aún veo mi principal culpa en haber aprobado la persecución de los judíos y el asesinato de millones de ellos.

Cabe agregar que Albert Speer no tuvo absolutamente nada que ver con la implementación del exterminio masivo de millones de seres humanos en los campos de concentración. Su culpa fué el haber sido complaciente con algo que desde su posición de liderazgo sabía que estaba ocurriendo, sin haber hecho nada al respecto ya sea para detenerlo o al menos para denunciarlo aunque el hacer tal cosa seguramente le hubiese costado su propia vida. Su silencio e inacción en tan horripilante genocidio estuvieron atormentando su conciencia hasta el final de sus días.

En la página 238 de su libro "Derrota Mundial", Salvador Borrego no duda en poner a Hitler como un, digamos, "salvador", con las siguientes palabras:

Aunque iba a librarse una cruzada por la suerte no sólo de Alemania, sino de Europa toda, la propaganda judía oscureció ese hecho incontrovertible. Alemania no contó con ningún tipo de apoyo efectivo: se hallaba sola en la gran lucha.

Y al final de su libro, en la página 706, lamentando dolorosamente la derrota militar del Nazismo, Salvador Borrego refrenda su concepto de Hitler como un "salvador":

Los pueblos occidentales tampoco están reconociendo a sus amigos (los Nazis antes, la ultraderecha de hoy) ni a sus enemigos (judíos y cripto-judíos); combaten a los primeros y ensalzan a los segundos. La derrota de Alemania fue la de toda una época; la de toda una civilización. Al contribuir a aniquilar al Ejército Alemán, Occidente se mutiló a sí mismo y se privó del arma más eficaz que hasta ahora ha surgido contra el bolchevismo. Mas al inmolarse en el combate y trasponer los arcos irreversibles de la historia, ese ejército dejó un ejemplo de cómo pueden alcanzarse las más altas cumbres del esfuerzo humano cuando se lucha por un ideal.

Los países occidentales no disponen ahora de las 200 divisiones que Hitler acaudilló en la URSS, ni del espíritu de categórica determinación y de incondicional sacrificio que las alentó en su lucha.

Después de ésta añoranza idílica de lo que según Salvador Borrego se perdió Occidente al derrotar a la Alemania Nazi, veamos lo que nos tiene que decir el Ministro de Armas y Municiones Albert Speer, por quien Salvador Borrego manifestó en "Derrota Mundial" una admiración absoluta e incondicional. Recurriremos a las remembranzas de Albert Speer documentadas en su libro "Erinnerungen" publicado en 1969 por la Editorial Verlag Ullstein GmbH (traducido al inglés con el título "Inside the Third Reich"), elaboradas mientras Speer cumplía una condena de 20 años de prisión en la cárcel de Spandau. Al final de dicho libro, en el capítulo 35 ("Conclusiones"), Speer asienta lo siguiente:

Yo había participado en una guerra que, como aquellos nosotros pertenecientes al círculo íntimo jamás deberíamos de haber dudado, estaba dirigida al dominio del mundo. Lo que es más, por mis habilidades y mis energías yo había prolongado la guerra por muchos meses. Yo había asentido a tener el globo del mundo coronando aquél salón domado que iba a ser el símbolo del nuevo Berlín. Tampoco era sólo simbólico que Hitler soñaba con poseer el globo (el globo terráqueo). Era parte de su sueño subyugar a las demás naciones. Francia, lo había escuchado decir muchas veces, sería reducida a la condición de una nación pequeña. Bélgica, Holanda, hasta Burgundy, serían incorporadas dentro de su Reich. La vida nacional de los polacos y los rusos soviéticos sería extinguida; ellos iban a ser convertidos en ilotas (esclavos).

Y en el capítulo 11 ("El Globo") del mismo libro, Albert Speer hace notar en un pie de texto que el 8 de mayo de 1943, el Ministro de Propaganda Goebbels puso en su diario: "El Führer expresa su convicción inamovible de que el Reich algún día dominará toda Europa. Y de allí en delante el camino a la dominación mundial está prácticamente abierto ante nosotros. Porque quienquiera que domine Europa será capaz de arrebatar el liderazgo del mundo". Con revelaciones como éstas, debemos preguntarnos seriamente a qué se refería Salvador Borrego al afirmar que el dictador ultra-racista Adolfo Hitler nos quería salvar a todos nosotros, incluyendo al mexicano "racialmente inferior" que es producto de la mezcla de razas, producto típico del mestizaje.

Salvador Borrego manifiesta en su libro "Derrota Mundial" que Adolfo Hitler estuvo mucho más cerca de la victoria de lo que comúnmente se cree, reviviendo el viejo mito de la propaganda Nazi acerca de las "armas maravillosas" que estaban a un paso de darle la victoria a la Alemania Nazi, y de hecho en la página 414 del libro empieza con toda una sección titulada "Armas secretas contra superioridad numérica". Pero ésto constituye nuevamente un vil engaño de Salvador Borrego a sus lectores. Nuevamente, en el capítulo 27 ("La Onda del Oeste") de sus memorias, el ex Nazi Albert Speer tiene algo que decir con respecto a ésto:

Al mismo tiempo que estábamos forzados a recortar la producción en varios campos, y abandonar nuevos desarrollos, Hitler comenzó a aludir más y más a nuevas armas futuras que decidirían la guerra, levantando esperanzas entre los generales y los líderes políticos. En mis visitas a las divisiones, frecuentemente se me preguntaba, con una misteriosa sonrisa, cuándo llegarían las armas secretas. No me gustaban tales ilusiones, porque tarde o temprano la esperanza tendría que ser apagada. A mediados de septiembre (de 1944), por lo tanto, le dirigí las siguientes líneas a Hitler:

'La creencia en el cometido de armas nuevas, decisivas, está extendida entre las tropas. Ellas esperan tal cometido en días o semanas. Esta opinión está también seriamente compartida por oficiales de alto rango. Es cuestionable el que sea correcto, en tiempos tan difíciles, levantar esperanzas que no puedan ser cumplidas en un tiempo tan corto produciendo una decepción que podría tener efectos desfavorables en la moral. Puesto que la población, también, está en espera diaria por el milagro de nuevas armas, pensando si sabemos que se acerca la hora final y que la retención de estas nuevas armas -almacenadas- no puede ser justificada, la pregunta surge sobre si esta propaganda sirve un propósito útil'.

En una conversación privada Hitler admitió que yo estaba en lo correcto.

Tras la derrota, en los Juicios de Nuremberg Speer se enteró demasiado tarde de que el Ministro de Propaganda Goebbels había montado un departamento especial para la propalación de tales rumores acerca de las "armas maravillosas" que le darían el triunfo a Alemania. Algunos años después, Salvador Borrego retomaría la obra propagandística de Goebbels repitiéndole a sus ávidos lectores los mismos cuentos chinos de "las armas maravillosas". Y para darle credibilidad a sus fantasías, Salvador Borrego escribe lo siguiente acerca de la bomba atómica alemana en la página 420 de su libro:

Robert P. Patterson, Subsecretario de Guerra de Estados Unidos, refirió que los alemanes estaban en vísperas de hacer estallar la bomba atómica cuando ocurrió el colapso.

Y en la página 456 introduce lo siguiente:

Por otra parte, los principales problemas de la bomba atómica (alemana) estaban resueltos.

Nuevamente, nos podemos referir al hombre que estaba en mejores condiciones que nadie para dar una opinión sobre ésto, al Ministro de Armas y Municiones Albert Speer, el cual dice lo siguiente en el capítulo 16 ("Pecados de Omisión") de sus memorias:

Estoy seguro que Hitler no habría titubeado un momento en usar bombas atómicas contra Inglaterra. En la recomendación de los físicos nucleares, abandonamos el proyecto para desarrollar una bomba atómica en el otoño de 1942, después de que yo les inquirí nuevamente acerca de los tiempos de entrega y se me dijo que no podíamos contar con nada por tres o cuatro años. La guerra ciertamente se habría decidido mucho antes que eso. Tal vez hubiera sido posible tener una bomba atómica lista en 1945. Pero eso hubiera significado movilizar todos nuestros recursos técnicos y financieros para tal propósito, así como nuestro talento científico. Hubiera significado abandonar todos los demás proyectos, tales como el desarrollo de armas de cohete. Nuestro fracaso en dar seguimiento a las posibilidades de guerra atómica puede ser rastreado en parte a razones ideológicas. A sus compañeros de mesa Hitler ocasionalmente se refería a la física nuclear como 'física judía'. Pero aún si Hitler no hubiera tenido este prejuicio en contra de la investigación nuclear y aún si el estado de nuestra investigación fundamental en junio de 1942 hubiera podido liberar billones en lugar de varios millones de marcos para la producción de bombas atómicas, hubiera sido imposible -dada la estrechez de nuestros recursos económicos- haber proporcionado los materiales, prioridades y trabajadores técnicos correspondientes a tal inversión. En el mejor de los casos, con una concentración extrema de todos nuestros recursos, podríamos haber tenido una bomba atómica alemana en 1947, pero ciertamente no le podíamos ganar a los americanos, cuya bomba estuvo lista en agosto de 1945.

Quizá la única "arma maravillosa" con la que realmente contaba Adolfo Hitler y que ya se había comenzado a producir era un avión de caza de propulsión a chorro, el primero en el mundo, el Messerschmitt Me-262, relativamente pequeño pero capaz de volar a una velocidad insuperable para los pesados bombarderos norteamericanos que se desplazaban como tortugas ante ésta liebre capaz de alcanzar una velocidad de 540 millas por hora. El Me-262 podría fácilmente haberle ganado a Hitler la batalla aérea contra Inglaterra, inutilizando además toda la flota de bombarderos de las fuerzas aliadas regresándole a la Alemania Nazi la supremacía del aire. Pero... aquí refrendó Hitler su fama como un hombre obstinadamente necio y terco que no entendía razones ni siquiera de sus más talentosos estrategas o de la gente más allegada a él. Por puros caprichos personales, unilateralmente decidió que éste avión diseñado para cazar bombarderos pesados fuese convertido en un bombardero. Salvador Borrego escribe lo siguiente en la página 457 de su libro "Derrota Mundial", a un lado de una fotografía del Me-262:

Messerschmitt 262, bimotor de propulsión a chorro. Probado a principios de 1943, pero su producción se retardó. El mejor del mundo en su época.

Pero al hacer éste comentario, Salvador Borrego no dice en ninguna parte de su libro la verdadera razón por la cual la producción del Me-262 "se retardó", y esta es otra de las burdas maniobras usadas por Salvador Borrego para exonerar a su ídolo Hitler de su torpeza y de sus yerros garrafales. En el capítulo 25 ("Pifias, Armas Secretas y las SS") de sus memorias, Albert Speer señala lo siguiente:

Conforme la situación continuaba deteriorándose, Hitler cerró su mente más y más a cualquier palabra en contra de sus decisiones. En ésta crisis él demostró ser más autocrático que nunca. Este endurecimiento de sus arterias mentales tuvo también consecuencias cruciales en el área técnica; por ello la más valiosa de nuestras 'armas secretas' perdió todo su valor. Esa era el Me-262, nuestro avión de propulsión a chorro, una velocidad superior a las quinientas millas por hora, y una capacidad de lucha muy superior a la de cualquier avión que el enemigo poseía.

(Pero en septiembre de 1943 Hitler le mandó un telegrama al Mariscal de Campo Erhard Milch con una orden para detener la producción en gran escala del Me-262).

Podíamos prometer entregar no más de sesenta aviones (Me-262) al mes de julio de 1944 en adelante (después de que Hitler cambió de parecer y ordenó nuevamente la construcción del Me-262 al enterarse de que los ingleses estaban desarrollando su propio avión de propulsión a chorro). A partir de enero de 1945 en delante, sin embargo, seríamos capaces de producir doscientos diez aviones al mes.

En el curso de esta conferencia (celebrada el 7 de enero de 1944), Hitler indicó que él planeaba usar el avión (Me-262), que había sido construído para ser un avión-caza, como un bombardero rápido. Los especialistas de la fuerza aérea estaban desalentados, pero imaginaron que sus argumentos sensatos prevalecerían. Pero ocurrió precisamente lo contrario.

El efecto de estos bombarderos pequeños, que podían llevar una carga de poco más de unas mil libras de bombas y que tenía tan sólo un localizador primitivo de blancos, era ridículamente insignificante. Como aviones-caza, por otro lado, cada uno de los aviones de propulsión a chorro hubiera sido capaz, por su desempeño superior, de tirar abajo varios de los bombarderos Americanos tetramotores (con motores de hélice) que en ataque tras ataque estaban tirando miles de toneladas de explosivos en las ciudades alemanas. Al final de junio de 1944, Goering (el jefe de la Lutwaffe, la Fuerza Aérea Alemana) y yo una vez más tratamos de que Hitler se diera cuenta de ésto, pero de nuevo fué en vano.

Y así, por una torpeza que rayaba en el imbecilismo, imperdonable en una guerra que no toleraba malas decisiones, el mismo Hitler fué el principal culpable de que Alemania perdiera la supremacía aérea que le podría haber dado algunas posibilidades de victoria. Casi dos años después de haber tomado la decisión en 1943 de que la producción del Me-262 fuera detenida (ésta es la verdadera razón por la cual la producción de los Me-262 se retardó) y casi un año después de haber ordenado en 1944 que el Me-262 fuese convertido en un bombardero, Hitler dió contraorden y autorizó que los Me-262 que se estaban construyendo fueran equipados de nuevo como aviones-caza. Pero ya para entonces era demasiado tarde para ser de alguna utilidad. Fué tal la desesperación de Albert Speer al ver cómo un cabo convertido en dictador estaba llevando a Alemania al despeñadero, que en el capítulo 32 ("Aniquilación") de sus memorias, confiesa que en varias ocasiones llegó a considerar él mismo matar a Adolfo Hitler, sin saber que ya otros prominentes oficiales alemanes estaban tratando de hacer lo mismo para salvar a Alemania de la catástrofe.

Un tema que Salvador Borrego evita tratar con mucho detalle es el hecho incontestable de que no fué Estados Unidos quién le declaró la guerra a la Alemania Nazi, sino que fué al revés: la Alemania Nazi le declaró la guerra a los Estados Unidos, y lo hizo porque su aliado militar Japón se lo pidió tras el ataque japonés a Pearl Harbor. La cronología de los eventos es la siguiente:

7 de diciembre de 1941 - Japón lanza un bárbaro bombardeo en contra de la base militar norteamericana en Pearl Harbor, a sabiendas de que éste acto consitituye en acto de guerra.

8 de diciembre de 1941 - En forma conjunta, ámbas cámaras del Congreso norteamericano emiten una declaración de guerra en contra de Japón por el asalto aéreo llevado a cabo sobre Pearl Harbor. La declaración de guerra es emitida únicamente en contra de Japón, no en contra de la Alemania Nazi. Ése mismo día, Japón le pide a Hitler que involucre a los alemanes en una guerra en contra de los Estados Unidos. A estas alturas, a sabiendas de lo que estaba en juego, en vez de exponer al pueblo alemán a un enfrentamiento militar en contra de los Estados Unidos, Hitler muy bien podría haberse negado a apoyar a Japón, y aunque le sobraban razones para haberle negado a Japón la ayuda que le pedía (entre ellas el hecho de que Hitler ya tenía comprometida a Alemania en una guerra de invasión en contra de Rusia empezada por el mismo Hitler el 22 de junio de 1941, una guerra para la cual ni siquiera se tomó la molestia de emitir una declaración de guerra), bastaba con el hecho de que Japón no le había informado por adelantado a la Cancillería Alemana de lo que planeaba hacer en Pearl Harbor, ni le había pedido parecer o consentimiento o aprobación alguna al Tercer Reich para llevar a cabo el ataque, para haber negado su apoyo a la guerra japonesa en contra de los Estados Unidos.

11 de diciembre de 1941 - Hitler, haciendo caso omiso de los pocos estrategas sensatos que desaprobaban involucrar a Alemania en una guerra en contra de los Estados Unidos, emite una declaración de guerra a sabiendas de que no hay quien se atreva a alzar su voz de protesta en contra del dictador alemán. Este mismo día, Estados Unidos responde con su propia declaración de guerra en contra de la Alemania Nazi. Habiendo abierto dos frentes de batalla, el frente ruso y el frente occidental, los días de la Alemania Nazi están contados, lo único que le espera a Hitler es la derrrota. Alarmados por la inminente catástrofe que se avecina, una lista creciente de oficiales alemanes de alto rango se han estado uniendo para tratar de detener a Hitler, los cuales no sólo fracasarán en su intento por salvar a Alemania sino que serán acusados tiempo después de haber terminado la guerra por los "sabios de la ultraderecha" como Salvador Borrego (con sus libros "Derrota Mundial" e "Infiltración Mundial") de ser cripto-judíos todos ellos, sin exceptuar ninguno, salvo muy contadas excepciones como la del heroico y astuto Comandante alemán Erwin Rommel (el célebre "Zorro del Desierto"), a lo cual Salvador Borrego añade "no se puede ser un zorro en todo".

Para disfrazar su costal de mentiras, Salvador Borrego utiliza ampliamente la astuta técnica de mezclar sus falsedades con un alud de datos históricos verídicos que no vienen al caso y que no serán puestos en tela de duda por nadie. Por ejemplo, en la página 434 de "Derrota Mundial" leemos lo siguiente:

Una vez consumado el desarme del grueso del ejército italiano en la zona de Roma y en el norte de Italia, que hasta el 13 de septiembre ascendía a 500,000 soldados, los alemanes restablecieron la comunicación con sus 6 divisiones que se hallaban en el sur de la Península. Estas 6 divisiones hacían frente a los ejércitos angloamericanos, cuyos efectivos eran 13 divisiones y de una gran superioridad de pertrechos. Badoglio logró luego reforzar a los aliados con 326,270 italianos, para servicios de retaguardia, 5,000 para el frente de combate, 16,000 para artillería antiaérea, aproximadamente 300 aviones y la flota de 140 barcos, incluyendo 5 acorazados y 9 cruceros.

Y en la página 466 de "Derrota Mundial" leemos lo siguiente:

Los aliados utilizaron en la invasión (de Normandía) un total de 12,837 aviones, (7,428 eran bombarderos y 5,049 eran cazas). La Lutwaffe disponía entonces de un total de 3,222 aparatos, pero en el sector de la invasión sólo había 100 cazas y 219 de otros tipos.

Hay mucho material como éste en los libros de Salvador Borrego. Esta trampa tiene el efecto de convertir la lectura en algo pesado y fastidioso pero con grandes visos de credibilidad, convenciendo al lector de que asimile todo lo que está leyendo como algo incuestionablemente verídico. Y muchos de hecho caen en la trampa. En vez de tan inútil material de relleno, si todo lo que afirma Salvador Borrego fuera cierto sus lectores preferirían mil veces ver las pruebas, las evidencias en las que se apoya para hacernos pasar como verdaderas sus miles de aseveraciones. Por ejemplo, si al principio de su libro "Derrota Mundial" Salvador Borrego afirma que el hombre que recibió la orden de ejecutar al Zar Nicolás II y a su familia era un judío, lo menos que podría hacer sería reproducir la prueba de que tal hombre era realmente un judío. No haremos aquí análisis alguno sobre si Yakov Mikhailovitch Yurovsky (1878-1938) nacido en Kaïnsk, cerca de Tomsk, el hijo de una costurera y un delincuente del fuero común deportado a Siberia, casado con Mania Iankélevna y con dos hijos y una hija, era o no un judío. Si Salvador Borrego lo afirma, él está obligado a probárselo de modo convincente a todos sus lectores. A menos de que -y éste parece ser el caso- sus intenciones sean que sus lectores asimilen todos sus escritos como si fuesen dogmas de fé que no pueden ser cuestionados ni puestos en tela de duda por nadie.

Además del libro "Derrota Mundial", Salvador Borrego tiene otros voluminosos libros como "América Peligra" en el cual trata de reinterpretar toda la historia del continente americano a la luz de "la gran conspiración judía-masónica-comunista". Entre las muchas fantasías que elabora en dicho libro, encontramos una que de haber sido cierta le hubiera valido un Doctorado Honoris Causa en Historia Contemporánea en alguna universidad norteamericana de prestigio, una fantasía según la cual el movimiento del Protestantismo que creó un cisma en la Iglesia Católica fué hechura de judíos intrigantes. Primero leamos lo que dice la página 62 de "América Peligra" en su Tercera Edición, de junio de 1966, un voluminoso libro de 650 páginas:

Este fenómeno religioso-político del protestantismo se inició a principios del siglo XVI y tuvo considerable influencia en Europa. Resulta que el rabino Salomón-Raschi adoctrinó al monje franciscano Nicolás de Lyra -descendiente de judíos- y a través de éste influyó en el sacerdote católico Martín Lutero, primero, y luego en Juan Cauvín -Calvino- para realizar el cisma protestante. Lutero negó muchos de los preceptos católicos, se casó en 1925 y se lanzó a la lucha abierta contra su antigua iglesia, a la cual acusó de inmoral.

El historiador judío Abrahams afirma en 'Vida de los Judíos en Inglaterra' que Lutero 'empleó a varios judíos para preparar su Biblia'. Berbier agrega que el sello personal usado por Lutero tenía los emblemas de los rosacruces, quienes eran judíos encubiertos que luego se constituyeron en rama masónica y agruparon a gente no-judía.

Otros hebreos como Elías Levita, fundador de la gramática hebrea moderna, y Jacobo Loans y Obadiah Sformo, tuvieron también activa participación en los orígenes de la Reforma Protestante.

Estas son las fantasías de Salvador Borrego con respecto a "los verdaderos orígenes del Protestantismo". Pasemos ahora a destruírle sus fantasías. No tenemos que batallar mucho para lograr tal cosa, porque basta con señalar que Martín Lutero (1483-1546) jamás se hubiera aliado con algún judío para crear un cisma dentro de la Iglesia Católica ni hubiera usado ayuda de judío alguno para tal labor por el sencillo hecho de que Martín Lutero era rabiosamente anti-judío, y ésto lo podemos comprobar con sólo leer su obra "Sobre los Judíos y sus mentiras" escrita en 1543. Mucho del anti-Semitismo que se apoderaría del corazón de los alemanes por décadas y siglos hasta madurar en la ideología Nazi se puede rastrear directamente a las semillas de odio sembradas por esta obra. Con tales convicciones, Martín Lutero habría tenido que estar loco en solicitar la ayuda de cualquier judío para llevar a cabo su Reforma Protestante, y cualquier judío tendría que haber estado más loco aún en dársela a un hombre como éste a sabiendas de su odio acendrado en contra de los judíos. (Sugerencia de Spectator: Los documentos originales Von den Juden und ihren Lügen elaborados por Martín Lutero yéndose rabiosamente en contra de los judíos pueden ser consultados en Internet. La tentación que enfrentan ahora los Yunquistas para utilizar a Martín Lutero como argumento de punta en su propaganda ultraderechista para ampliar el contenido antisemítico de la misma enfrenta es que Martín Lutero además de ser rabiosamente anti-judío también era rabiosamente anti-católico. ¿Cómo reconcilian el feroz antisemitismo de Lutero, que tanto les agrada, con su feroz postura contra la Iglesia Católica, lo cual lo vuelve inaceptable como "fuente autorizada de referencia"? Estos son los problemas en elaborar propaganda barata; nadie dijo que la elaboración de toda la basura ideológica de la ultraderecha sea un asunto fácil si se ha de hacer de todos sus asertos algo coherente sin contradicciones internas.)

Más relevante (y preocupante) aún en el citado libro "América Peligra" es que el autor dedica tres páginas (de la 528 hasta la 530) para alabar al ultraderechista mexicano pro-Nazi Salvador Abascal, padre del actual Secretario del Trabajo Carlos Abascal Carranza dentro de la administración del Presidente Vicente Fox. Y en la misma página 530 del libro, Salvador Borrego hace un comentario que ahora suena a una sombría advertencia que se ha estado cumpliendo mecánicamente al pie de la letra convirtiéndose en realidad a casi cuarenta años de haber sido formulada:

Acción Nacional es una fuerza que si llega a ser dirigida con audacia (por gente de la ultraderecha infiltrada dentro de dicho instituto político para promover su propia agenda secreta), podrá hacer mucho bien en México.

La penetración de Acción Nacional por las sociedades secretas de la ultraderecha mexicana es ya un hecho, y este instituto político está siendo minado en sus entrañas por un parásito extraordinariamente nocivo cuya ideología ultrafanática poco o nada tiene que ver con los postulados con los cuales Manuel Gómez Morín (1897-1972) y sus simpatizantes fundaron al Partido Acción Nacional. Porque, se repite de nuevo, la derecha tradicional y la ultraderecha son dos cosas completamente diferentes, no tienen casi nada en común. Cuando Vicente Fox llegó al poder e integró dentro de su gabinete a conocidos ultraderechistas como Carlos Abascal, Salvador Borrego lo vió con buenos ojos dándole su visto bueno. En pocas palabras, el Presidente Vicente Fox tiene las bendiciones y los parabienes de la ultraderecha mexicana, como ningún otro Presidente lo ha tenido antes que él.

Hemos visto ya suficiente material acerca de la propaganda de Salvador Borrego para darnos cuenta de que su valor histórico es nulo, excepto para llevar a cabo un estudio sobre técnicas psicológico-literarias usadas para "lavados de cerebro" induciendo a los incautos en el camino autodestructivo del odio y la locura. Pero aún nos falta agregar ahora otras observaciones importantes. Salvador Borrego no estuvo sólo en la elaboración de sus obras, aunque pretenda reclamar para sí el mérito que realmente corresponde a toda una legión de cobardes que se están escondiendo detrás de él sin atreverse a dar la cara. Su libro "Derrota Mundial" en su primera edición del mes de diciembre de 1953, por propia admisión del autor, consistió de un tiraje de únicamente 2,000 ejemplares. Recuérdese que es un libro voluminoso de unas 700 páginas. Aunque Salvador Borrego no es un hombre que se haya estado debatiendo en la miseria, tampoco contaba con los enormes recursos financieros para mandar imprimir tan sólo 2,000 copias de un libro enciclopédico de 700 páginas. Tuvo que tener amplios recursos financieros a su disposición. Y tuvo que tener también mucho apoyo adicional para recopilar y clasificar la enorme bibliografía con la cual apoyó sus mentiras y falsedades. ¿Y de dónde podrían haber provenido tales recursos? Por revelaciones de algunos ex militantes de las organizaciones secretas de la ultraderecha mexicana que ya están comenzando a hablar parando de cabeza a quienes les han pretendido controlar sus vidas, esos recursos financieros tuvieron siempre el mismo punto de origen. Y el lector de éste ensayo tal vez ya lo habrá adivinado: Salvador Borrego siempre ha estado íntimamente ligado a la organización ultrasecreta de "Los Tecos" de la Universidad Autónoma de Guadalajara y a la Organización Nacional del Yunque. Ha conocido y ha mantenido contacto personal directo con personajes tales como Carlos Cuesta Gallardo (Traian Romanescu), el Padre Julio Meinvielle, y otros individuos pertenecientes a ésta fauna de desequilibrados. Y Salvador Borrego jamás en su vida mostró arrepentimiento alguno por haberse asociado con ésta gente, lo cual es típico en quienes han optado por entregarse por completo al lado obscuro de su personalidad, a las fuerzas de las tinieblas, a las fuerzas del mal. Lo peor de todo es que, no conforme con haberle torcido las mentes a millares de jóvenes dentro y fuera de México con propaganda plagada de distorsiones históricas y falsedades, a medio siglo después de haber lanzado su obra "Derrota Mundial" el intelecutal más siniestro de México ha apadrinado a una nueva organización de ultraderecha, "Ultimo Reducto", la cual se viene a sumar a la hidra de las organizaciones secretas de la extrema derecha mexicana que se está apoderando de los hilos conductores del poder en México, en cuya página Internet:





podemos comprobar la naturaleza "nacional socialista" (Nazi) que le ha sido imbuída desde su nacimiento por su enloquecido creador. Esta organización en su revista Internet correspondiente al Otoño del 2002 convocó "a la comunidad nacionalsocialista, simpatizantes y público lector de Salvador Borrrego" a participar en el certamen "Homenaje a Derrota Mundial en sus primeros 50 años" enviando trabajos alusivos a dicha obra, garantizando como premio al primer lugar "Un ejemplar de Derrota Mundial autografiado por el autor" y como premio al segundo lugar "Un ejemplar de Las Waffen SS" también autografiado por Salvador Borrego.

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